Paulo Cesar de Oliveira Campos (Río de Janeiro, 61 años) es el embajador de Brasil en España desde 2009. Licenciado en Ciencias Jurídicas, antes pasó por las legaciones de Washington, Tokio, Bonn y Londres. Durante el Mundial de fútbol de Estados Unidos trabajó en Japón, donde estuvo más de siete años. Durmió poco aquellos días. Se pasaba las noches en vela para seguir los partidos de su selección, a la postre campeona. Valga la introducción para poner el balón en juego y decir que el embajador sabe mover la pelota.

De Oliveira Campos visitó AS en compañía de Murilo Fernandes Gabrielli (Sao Paulo, 44 años), consejero político y, según advertimos muy pronto, experto futbolero. A cinco meses del comienzo del Mundial y a poco más de dos años de los Juegos Olímpicos de Río, embajador y consejero nos pusieron al día de su país y de los eventos que acogerá, los más importantes del mundo del deporte. También hablamos de fútbol, naturalmente.

En sus querencias deportivas, el embajador De Oliveira Campos se declara seguidor del Fluminense por proximidad afectiva e inmobiliaria. “Podía ver el estadio desde una ventana de mi casa. Mi padre tenía allí una silla perpetua y mi familia conserva cinco asientos”. En España, es del Atlético por afinidad pasional. El Bernabéu le pareció “como la ópera” y en el Calderón vio que la afición animaba como si fuera brasileña. “Estos son los míos”, se dijo. Fernandes Gabrielli es hincha del Corinthians (muy hincha) y torcedor del Rayo por afinidad política y obrera.

Conversador. La primera intriga se resuelve rápidamente. La seriedad del embajador no es timidez, sino prudencia diplomática. Bajo su solemne barba de hidalgo se esconde un buen conversador y un aficionado curioso al que también interesan los toros. La sorpresa es que De Oliveira Campos preguntará más que los propios periodistas. Sobre Pelé, Ronaldo, Ronaldinho, Neymar, la Selección española… incluso por nuestra manía de tomar el café con hielo. “En Brasil a nadie se le ocurriría hacer algo así”.

La tertulia fue deliciosamente desordenada pero aquí la ordenaremos, pasando del fútbol a las infraestructuras y a la realidad social de Brasil. Para empezar, nombres propios, y ninguno tan candente como el de Diego Costa. “No habrá ningún problema con él porque la afición brasileña apenas le conoce. Y no se puede echar en falta lo que no se conoce. En Brasil, además, nunca ha gustado que futbolistas que apenas han jugado en nuestro país formen parte de la selección. Sucede con Hulk, por ejemplo, aunque a muchos nos parece un jugador muy bueno. Lo de Diego Costa es lógico. Un jugador quiere tener éxito, ganar, tener la posibilidad de ascender. Y él entendió que tenía más fácil jugar con España que con Brasil”.

El embajador se interesó por nuestras expectativas en relación a la Selección española. Respondió Relaño: “Es un equipo tan excelente que es difícil que el entrenador pueda desmontarlo, o renovarlo. No veo a ninguno de los jugadores principales en sus máximos: Xavi, Iniesta, Puyol... Me sorprendería que ganara España”. De Oliveira sugirió otros candidatos: “Habrá que tener en cuenta a Argentina, Alemania, Reino Unido…”. “E Italia siempre está”, añadió Fernandes Gabrielli, de sonoros orígenes transalpinos. “A excepción de la final de la Eurocopa, Italia ha puesto en muchos problemas a España”. Repasados los candidatos, en la embajada el favorito lo tienen claro y en esto no se admiten guasas: “Ganará Brasil”.

El europeizado estilo de la canarinha también fue asunto de debate. “Entre los brasileños, eso se discute un poco. Pero han sido los europeos quienes han creado un fútbol de más velocidad y fuerza, representado por Cristiano Ronaldo. Ya no es posible jugar como hace 20 años porque ahora se corre un 30% más. Ahora, si te paras a mirar, se te echa encima alguien. No hay espacio para lo que nosotros llamamos la firula, la elaboración. Hay que ir a por el gol porque lo que interesa es el gol. De nada sirve jugar bien e irte a casa. Lo vimos en el Mundial del 82”.

“España ha creado a partir del Barça un sistema que le va muy bien y le permite hacer la firula. Pero si su rival tiene una actitud ofensiva y agresiva, consigue neutralizar ese juego. Lo hizo Brasil en la final de la Copa Confederaciones, aplicando un estilo de fútbol europeo. Scolari demostró que se puede ganar y superar claramente a España. Pero no crean, incluso jugando así, tenemos un poco de fútbol belleza”.

Y de la belleza, a los astros. Hablan embajador y consejero. “Pelé utilizaba las dos piernas y la cabeza, y también sabía cuándo pegar. Quien no vio a Pelé no sabe lo que era Pelé. Garrincha siempre hacía lo mismo; lo difícil era saber cuándo iba a hacerlo. Ronaldo fue grande y lo hubiera sido todavía más de no romperse las rodillas. A Zidane le gustaba destrozar a Brasil y, a pesar de todo, le tenemos afecto”.

Murilo se lució después en solitario: “Claro que recuerdo a Luiz Pereira. Cuando jugaba en Palmeiras le llamaban Luiz Chevrolet, por el trasero y porque había trabajado en la fábrica de coches, pero sobre todo por el trasero...”.

En Brasil, el país del fútbol, hay gente que se manifiesta contra el Mundial y el asunto llama mucho la atención desde España. El embajador lo aclaró. “Las protestas pasarán y serán bien manejadas. Hay radicales, como en todas las partes. Pero, en el fondo, las protestas señalan que hay cambios, aunque la gente quiera que sean más rápidos. Miren. En Brasil ha crecido mucho la clase media en muy poco tiempo, casi en 40 millones, y las infraestructuras no están preparadas para ese crecimiento, ni para atender ese incremento en el consumo”.

“Nuestro objetivo es presentar Brasil al mundo y acabar con algunos prejuicios; somos más que fútbol, playa y samba, aunque también tengamos eso. Queremos ser como Barcelona 92 o Pekín 2008, mejorar nuestra imagen. Deseamos jugar con los grandes. Entiendo que los problemas suscitan curiosidad y más aún si las manifestaciones son cerca de Maracaná. Pero lo importante es que el Mundial mejorará las infraestructuras y, además, también dejará dinero”.

El estadio de Curitiba, donde España jugará contra Australia, también preocupa. “Llegará a tiempo. Ocurre que el presidente del Atlético Paranaense tiene un pulso político con el Estado Federal. Pero se arreglará. La FIFA quiere que todo esté listo dos años antes, sin embargo, basta con que esté listo cuando se va a jugar. En la FIFA tienen una mentalidad germano-suiza y nosotros una mentalidad latina. Lo haremos, estén tranquilos”.

Clima. “En Curitiba para lo que deben prepararse es para pasar frío. Está en la sierra, llueve mucho y la temperatura no suele superar los 15º de día, mientras por la noche puede incluso bajar de cero. En Río tendrán una temperatura agradable y en Bahía pasarán calor. Cuando se dice que en Brasil se juega lento se olvida que la mitad del país tiene temperaturas altas y que muchos partidos se juegan a las cuatro de la tarde a más de 30º”.

Para el caso Rosell, diplomacia. “No sigo mucho el asunto, pero es un problema del expresidente del Barcelona con el fisco brasileño. Rosell puede entrar en el país, pero existe una denuncia contra él”.

Por último, un alegato que es un compromiso social: “Somos un país en desarrollo y si la mayoría somos un poco de izquierdas es porque tenemos la pobreza muy cerca y queremos cambiar eso”. Que tengan suerte y que nos dejen un poco a partir del 12 de junio.