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VILLARREAL 3 - OSASUNA 1

Perbet pone a tres puntos de la Champions al Villarreal

El francés marcó dos de los tres goles. El Villarreal mantiene su buen nivel pese a no estar Bruno, Cani y Musacchio. Oriol marcó el gol de la jornada.

Acuña y Chechu pelean un balón.
Acuña y Chechu pelean un balón.AFP

Marcelino estaba obsesionado por relacionar al Villarreal únicamente con el objetivo de la permanencia. Se supone que desde hoy ampliará por fin sus temas de conversación. La salvación ya está conseguida nada más iniciarse febrero. Ahora será incontrolable relacionar a este recién ascendido con la gloria. Ha dejado al Sevilla a nueve puntos, y a la Real a cuatro, en su lucha por entrar en la Europa League. Y, además, está a sólo un partido de igualarse con el Athletic, frontera con la añorada Champions. Los méritos del Submarino son muchos y crónicos. Pero el mejor de todos es ser capaz de causar idéntico respeto con su equipo de gala que sin sus pilares Musacchio, Bruno y Cani. Como esta vez.

Osasuna se olía el peligro y lo confirmó. Con una revolución en su once tras el último 1-5, se atrincheró atrás con la misma disposición que ante un grande. Sin más alternativas que el balón directo o parado. Así aguantó 45 minutos. E incluso pudo llegar a mandar si Loties hubiera aprovechado un pase de la muerte de Lobato en el 33’. El Villarreal había sido mejor. Sin necesidad de ser el que viene asombrando. Le faltó acierto en el último pase, precisión y la continuidad en su particular ritmo diabólico. Para colmo se lesionó Uche, el pichichi.

Osasuna se relamía por haber llevado el partido a donde quería. Pero el remedio del Villarreal, Perbet, curó el conato de enfermedad. El francés saltó al campo y con él llegó la inspiración. Marcó al minuto de iniciarse el segundo tiempo tras un pase de Dorado desde el más allá y gracias a una cantada colectiva de Osasuna. Flaño sólo acertó a protestar un fuera de juego inexistente a su espalda y a Andrés Fernández se le olvidó salir a achicar. Sin tiempo para digerirlo, Trigueros coronó su partidazo con la sentencia. Mitad potencia, mitad colocación. El Villarreal jugaba entonces a merced. Por eso amplió la renta con una dejada de clase de Pereira y otro martillazo de Perbet. Giovani no necesitaba el gol para ser, otra vez, de lo mejor.

Gracia se dio por entregado, así que empezó a rotar para dosificar. La pelea por la salvación se acelera y lo recomienda. Oriol Riera, sorprendentemente suplente, hizo el gol de la jornada, asustó por momentos a El Madrigal y recordó a su entrenador que este equipo sin él no es casi nada. Marcelino, por su parte, ya estaba pensando en sla próxima estación: el Bernabéu. Un buen escaparate donde demostrar si el Villarreal todavía quiere más.