Adiós a Luis Aragonés
Pasó de jugar con los Jesuitas a la final maldita en Heysel
Luis marcó de falta el gol que puso por delante al Atleti en la prórroga de Heysel, pero en los instantes finales los alemanes empataron y forzaron el desempate.
Luis Aragonés era un centrocampista llegador, un fino mediapunta con gran toque de balón y excelente golpeo en las faltas. Empezó a jugar en el Pinar de Hortaleza, el barrio madrileño donde se crió, aunque fue en el Getafe C. D. en el que se formó como futbolista. Había estudiado en el colegio Jesuitas de Chamartín y tenía un don especial para el fútbol, una técnica depurada que le hacía distinguirse enseguida del resto de compañeros.
En las filas del club getafense comenzó a despuntar. Pese a que firmó un contrato para sólo tres meses, logró el ascenso a Tercera y se quedó un año más en el club que posteriormente fue embrión del actual Getafe C. F. Esa temporada sirvió de trampolín definitivo para Luis. El Madrid se fijó en él y le fichó como promesa de futuro, aunque nunca llegó a jugar en el primer equipo. Las cesiones a Recreativo, Hércules, Úbeda y Plus Ultra, posterior filial blanco, marcaron sus inicios en el profesionalismo.
En 1960 firmó una nueva cesión al Oviedo, con el que por fin debutó en Primera División en un partido de Liga ante el Mallorca. Después de aquella temporada dejó el Madrid en la ‘operación Isidro’ y firmó por el Betis, entonces en Primera. En las tres campañas que jugó en Sevilla fue un jugador importante y marcó 33 goles en 82 partidos. El buen nivel técnico y la elegancia que demostraba sobre el campo propiciaron su fichaje por el Atlético.
En el club colchonero creció definitivamente como futbolista. Jugaba de interior derecho y era el encargado de las acciones a balón parado. En su etapa como atlético conquistó tres Ligas, dos Copas, fue pichichi compartido en el año 70 con 16 goles y logró récords como el de marcar el primer tanto en el Vicente Calderón en un partido frente al Valencia. También fue dos veces subcampeón de Liga y una de Copa. En el Atlético convivió con los títulos.
Su máximo logro como jugador, sin embargo, estuvo a punto de producirse en la final de la Copa de Europa de 1974, ante el Bayern Múnich en Heysel. Luis marcó de falta el gol que puso por delante a los colchoneros en la prórroga, pero en los instantes finales los alemanes empataron por mediación de Schwarzenbeck y forzaron el desempate por el que alcanzarían el título. En la siguiente temporada, sólo dos días después de vestirse de corto ante el Sporting, dio el paso del campo al banquillo atlético. Sus números como colchonero fueron 372 partidos y 172 goles. Con la Selección disputó 11. Ninguno de ellos en un gran campeonato.