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Café, copa y fútbol | José Luis Garci

“Levantar la Copa del Mundo es algo mejor que ganar un Óscar”

Garci habla de John Ford, Billy Wilder o Alfred Hitchcock con la misma pasión arrebatadora con la que evoca a Alfredo Di Stéfano o las grandes hazañas de su Atlético de Madrid.

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“Levantar la Copa del Mundo es algo mejor que ganar un Óscar”
AStv

—Acaba de cumplir 70 años, ¿cómo ve su vida desde ahí arriba?

—Igual que cuando tenía 30. Las cosas esenciales siguen siendo las mismas. No he sentido ningún tipo de transformación interna, externa supongo que sí, ahí están las fotos.

—¿Y está usted retirado o en el banquillo a punto de calentar para salir al campo?

—En cuanto al cine es difícil que vuelva a hacer una película, no lo creo. Aparte de esta época crítica a uno le fatiga recorrer despachos hablando con gente a la que le citas a Richard Wright y no sabe quién es. Ese entusiasmo que tenías antes ya se ha acabado. Creo que los de mi generación, Mario Camus, Pedro Olea, Gonzalo Suárez, no sé, lo tenemos muy difícil. Ocurre con los grandes futbolistas que alcanzan una edad en la que competir con un chico de 20 años resulta complicado. Pero no tengo tristeza, tengo una nostalgia jubilosa. Hay muchas más cosas en la vida que hacer una película.

—Afirma que todo el buen cine ya está hecho, ¿se le han quedado muchas películas en la cabeza?

—Yo he dicho que el cine que a mí me gusta es el que ya se ha hecho. Las películas de John Ford, Howard Hawks, Alfred Hitchcock, Billy Wilder… el cine clásico americano, que es algo tan trascendente en la historia de la cultura, ya no volverá. Hubo una edad de oro en Hollywood en la que convivían esos maestros, que es irrepetible. Por ejemplo, ahora El lobo de Wall Street no resiste la comparación con cualquier clásico de aquella época.

—¿Cómo recuerda su primer contacto con el fútbol?

—Mi primer gran recuerdo se confunde entre El Molinón y el Metropolitano. Sporting y Atleti vestían igual, la hierba de los dos campos también se parecía mucho. Fui al fútbol desde muy pequeño y, a pesar de que siento una gran pasión por esos dos equipos, nunca he sido sectario. He disfrutado mucho con aquel Madrid glorioso de los 50 y 60. Hay gente que no goza del fútbol porque sólo ve a su equipo. Me resulta extraño ser antialgo. Si estás pensando en que pierda el Barcelona sólo para que el Atleti quede líder es que no te gusta el fútbol.

—¿No es antimadridista?

—Por supuesto que no. Además, he disfrutado mucho de un gran Atlético de Madrid en los 60 y 70. ¡Aquella final de Copa de 1961 en el Bernabéu ante el Real Madrid! Ganamos 3-2. ¡Qué equipazo tenía el Atleti!: Ramiro, Adelardo, Mendoza, Peiró, Collar… Y en el Madrid, ¡pufff!, los goles los marcaron Puskas y Di Stéfano, y también les admiraba. Tengamos presente siempre una cosa: Di Stéfano cambia la historia del fútbol al llegar al Real Madrid.

—Usted le definió como el Shakespeare del fútbol.

—Así es. Un futbolista extraordinario. Yo, como jurado del premio Príncipe de Asturias de las Artes, le he propuesto siete veces como candidato, pero sin ningún éxito. Con Di Stéfano se viaja por primera vez, la gente salía de España para ver al Madrid. Alfredo transforma la cultura de este deporte. Tuve la suerte de verle desde su primer partido en el Bernabéu, en septiembre de 1953, ante el Nancy.

—¿Es el mejor futbolista que ha visto?

—Sin duda. Es el primero que, de verdad, se echa un equipo a la espalda. Ha habido otros grandes, no sé, Obdulio Varela, Pipo Rossi, Pelé… Uff! Pelé, ¡era elástico! Iba bien con todo. A veces Cristiano me recuerda a Pelé. Pero Di Stéfano vino aquí cuando el Madrid era un equipo más o menos vulgar y lo convirtió en el mejor del siglo.

—¿Mandaba más que Bernabéu?

—No, pero don Santiago, que era muy inteligente, atendía los consejos que le daba. Di Stéfano le decía: “Presidente, hay que traer a Rial”, y Rial venía, a Kopa…, Santamaría, incluso a Puskas ya casi en su declive. “¡Tráigale usted, don Santiago, traiga al gordito ese, hágame caso, que ya verá como se hincha a marcar goles!” Hizo un gran equipo a su alrededor, y cuando llegó Didí se dio cuenta de que ese jugador, con todo lo bueno que era, no era para el Real Madrid, y no porque le fuera a hacer sombra, es que no tenía el espíritu de sangre y garra que necesitaba el equipo.

—Defina a ese Real Madrid de Di Stéfano.

—Una de las siete maravillas del fútbol, comparable al gran Brasil de Pelé, al Milán de Sacchi­, al Barça de Guardiola. Y si no eres capaz de reconocerlo y disfrutar de ello es que no eres un buen aficionado al fútbol, seas del equipo que seas.

—¿Cómo acabará la película de esta temporada de fútbol?

—Tengo la sensación, de verdad, de que la final de la Champions será entre el Bayern y el Atleti. ¡La gran revancha 40 años después de la final del 74! Sería maravilloso. El Atleti es conmovedor. Está aguantando el tirón con una maquinaria peor que la del Madrid y Barça, vamos a ver si resiste. Simeone está construyendo un equipo “porteño”. Hay muchos equipos argentinos que tienen ese estilo del Atleti, como aquel Boca de Bianchi, lo que les falta en calidad les sobra en nervio y coraje. Puede jugar la final de la Champions, porque el Atleti en trayecto corto se desenvuelve muy bien, en eliminatorias a dos partidos. Pensad que ha ganado 10 Copas, en cambio se ha dejado ir muchas Ligas en las que tenía posibilidades.

—¿Cree que Enrique Cerezo tiene mucho que ver en la marcha del Atleti?

—Yo creo que Enrique es un hombre tranquilo y sereno, lo ha demostrado en el mundo del cine. No se pone nervioso, si una película suya no va bien no echa la culpa a nadie. Yo creo que ese aplomo ha influido en el último Atleti de Madrid. Nada comparable con la época de Jesús Gil.

—¿La Liga, para el Madrid o el Barça?

—Hombre, no sé, yo siempre he apostado por Ancelotti, en contra de la opinión de muchos amigos madridistas. Es un tipo templado que construyó muy bien a equipos como el París Saint Germain, que llevaba 20 años sin ganar la liga y la ganó con él. Ahora ya se está encontrando con el equipo que quiere y ha metido otra marcha. Y el Barcelona vuelve a recuperar el tono, y ahora con Messi en forma puede ser imparable. El otro día contra el Málaga hizo un partidazo ¡jugando de centrocampista!, es increíble este chico. En la carrera hacia el título de Liga veo a Barça y Madrid con más posiblidades que el Atleti.

—¿En qué genero cinematográfico encuadra al Atleti y al Madrid?

—El Atleti, sin duda, es cine negro. Su historia es el fatalismo romántico. A la Avenida de Reina Victoria, camino al Metropolitano, se la llamaba la senda de los elefantes. El Real Madrid es el cine clásico, puede hacer un buen western, un buen melodrama, una historia épica. Va en los genes. El Madrid no se rinde nunca.

—¿Lamenta no haber hecho una película de fútbol?

—He intentado varias veces hacer una película sobre España en el Mundial, la primera en el 94, el de Estados Unidos, que se llamaba California dreamin, pero no hubo acuerdo con Clemente. En Sudáfrica tenía un proyecto que se llamaba África Kings porque yo estaba seguro de que España ganaba el Mundial. Era una película documental, se trataba de que una cámara les siguiera donde estuviesen, en el vestuario, el hotel, comiendo, jugando al mus… Le envié un dossier a Jorge Pérez, el secretario de la FEF, y hasta hoy. No me llamaron ni siquiera para decirme que no se hacía.

—¿Qué personaje del fútbol retrataría en una de sus obras?

—Me hubiera gustado hacer algo sobre Luis Aragonés, un personaje de fútbol auténtico, con una historia extraordinaria y un discurso brillante. Jugó en el Madrid, Betis, Atleti. Pasó de jugador a entrenador sin inmutarse después de disputar una final de Copa de Europa, y lo hizo muy bien. Y la idea de esta gran Selección española parte de él.

—¿Levantar un Óscar es algo parecido a levantar la Copa del Mundo de fútbol?

—No, es mejor la Copa del Mundo. Ya lo dije en la época en que España siempre se quedaba en cuartos. Pensaba que debía ser algo increíble, y mira ahora. Si gana España este Mundial habrá logrado algo sólo equiparable al Brasil de 1958. Hay grandes jugadores que no han logrado eso como Di Stéfano, Puskas o Cruyff.

—¿Ve a España en la final del Mundial de Brasil?

—Yo creo que sí, España tiene un equipo para que algunos de sus jugadores hagan su última gran obra, ganar y retirarse. Tiene un gran equipo y buenos recambios. Y veo una final España-Alemania.

—Gary Cooper, Robert Mitchum o Henry Fonda han sido los que mejor han caminado en el cine, ¿qué futbolistas han tenido ese garbo especial?

—Ha habido muchos, me acuerdo de Lucien Müller, uno que jugó en el Madrid y el Barça. Era muy elegante, sólo le faltaba la chistera. Y eso no tenía nada que ver con que fuera un fenómeno o no.

—¿Quién es para usted el director de cine más grande?

—El gran director de cine es John Ford. Es el hombre que ha sabido transmitir la emoción en una serie de planos. Muchos lo han intentado pero no lo han logrado con esa brillantez. Es como un hombre del siglo XIX viviendo en el XX, desprende una poesía americana inigualable. Es Homero. Hay westerns de Ford en los que estás ante La Odisea, como Centauros del desierto. Y otro portentoso es Hitchcock, más creador. Ha influido en muchas cosas, en la pintura, en los surrealistas y, sobretodo, en la moda, esos trajes de chaqueta, esa elegancia femenina. Nuestras mujeres son hitchcocknianas. Vértigo es una obra maestra. Y también meto a Billy Wilder, el mejor escritor que ha dado el cine.

—¿De qué equipo cree que serían estos personajes? Alfred Hitchcock

—El Atleti es mucho Hitchcock.

—John Ford.

—Del Real Madrid, es todo un clásico, engloba muchos géneros.

—Sam Peckinpah

—Alguno rocoso, no sé, ¡el Levante!

—Woody Allen.

—Seguramente del Barcelona.

—Pedro Almodóvar.

—Uy, a ver, ….¡del Villarreal!