AL KASS CUP
El Madrid cadete pierde la final contra el Aspire por penaltis
Néstor forzó los penaltis en el 90', pero la mala suerte se llevó por delante las ilusiones blancas en la tanda fatídica. Varea y Javi Hernández fallaron sus tiros.
La injusticia eterna de los penaltis dejó en nada el sueño del cadete madridista en la final de la Al Kass Cup disputada en Qatar. Ganó seguramente el mejor equipo, el más hecho físicamente, pero a cambió perdió el que más mimbres dejó para el futuro, el que más orgulloso puede sentirse de lo hecho durante dos semanas en Doha. Durante toda la final la presión asfixiante de los africanos hizo trizas al Madrid. No es fácil jugar ante un equipo así cuando lo que se pretende es tocar la pelota y los de De la Red, que acostumbran a ello, lo acusaron.
Apenas había tiempo para pensar. Cada balón controlado implicaba enseguida dos rivales encima, dos lobos a los que era imposible quitarse de encima. En esta red quedaron atrapados los jugadores de más talento del Madrid –Óscar Rodríguez, Gori, Álvaro Martín- lo que desconectó por completo al goleador Néstor. Aún así, la final estaba nivelada hasta que el árbitro qatarí decidió meterse en un lío. Una cesión de Javi Hernández con el pecho sobre Luca la interpretó el colegiado como voluntaria con el pie y el libre indirecto dentro del área lo resolvió Mvondo ante la impotencia de los madridistas.
No necesitaba esa ayuda Aspire Internacional, que volvió a demostrar, como todo el torneo, su extraordinario nivel. Jugadores como Wague, Quadri o Bamgboye aúnan potencia con talento, algo que les hace merecedores de un futuro muy prometedor. Qatar debe estar atento a estos futbolistas que auspicia su academia internacional porque son parte de su futuro si decide nacionalizarlos más pronto que tarde. Al gol en contra, por si fuera poco, se sumó para el Madrid la desgracia en forma de lesión de Achraf, un problema más para un partido que conllevaba sufrir más que disfrutar.
Quedó patente en la segunda mitad. Cada ataque de Aspire era como un estampida de búfalos, imposible de detener si no hubiera sido por Luca Zidane, que volvió a hacer gala de unos estupendos reflejos. Lo apretado del marcador y las mínimas fisuras que el rival concedía atrás mantuvieron viva la esperanza blanca de empatar. Y así pudo ser, desde luego, cuando Néstor cabeceó al larguero un balón cuya caprichosa parábola no quiso entrar. Poco después, Óscar Rodríguez se topó con el palo en un tiro de falta que tampoco sonrió a los madridistas. Una lástima por partida doble.
Quedaba tiempo pero ya muy pocas energías. Aspire no bajó en su presión y cada vez que se asomó al área de Luca fue para enseñar los dientes, demasiado afilados como para que el Madrid descuidara su retaguardia. Empatar era un sueño demasiado lejano, casi una utopía. Pero en el último ataque blanco, la bocanada final, Andrés Esteban forzó un penalti y Néstor empató el choque con una definición magistral.
El título se decidiría desde los once metros. La gloria se avistaba después de una tanda en la que cualquier tropiezo costaba caro. Falló Mvondo y parecía que el Madrid lo aprovecharía, pero los errores de Barea y Javi Hernández dejaron en nada las ilusiones blancas. El título fue para Aspire pero el futuro es para esta estupenda generación a la que sólo un combinado de excelentes jugadores africanos fue capaz de poner freno en Qatar.