VILLARREAL 5 - REAL SOCIEDAD 1
El Submarino arrasa con los torpedos de Uche y Giovani
Los dobletes del nigeriano y el mexicano y un tanto más de Moi Gómez trituran a la Real. Los de Marcelino cierran la primera vuelta a dos puntos de Champions.
Cuesta recordar en este curso ratos de fútbol más conmovedores que los ofrecidos por el Villarreal en esta noche redonda. Su exhibición le valió para aplastar a la Real con un juego preciso y exquisito coronado por cinco goles de manual. Los tres de la primera mitad fueron decisivos. Deshicieron a su rival. El resto, dos excelentes triangulaciones culminadas por Uche y Moi Gómez, sirvieron para intimidar. Ambos equipos se ven el jueves de nuevo en la Copa. De todos los detalles que regaló el Submarino para superar a su adversario en la tabla destacan los tantos de Giovani, calcados. Ambos con una iniciación de clase de Aquino en banda y un desdoblamiento con pase atrás de Mario. El plan soñado por un entrenador. La carambola esperada por cualquier espectador.
El Villarreal no ganaba en casa desde octubre y tenía ganas de que su gente disfrutara tanto como por la tele. Tras la Copa, y con Cani en la enfermería, Marcelino volvió a su mejor once haciendo inútil el regreso de Vela y Xabi Prieto y el esfuerzo de Griezmann (tocado) por jugar. La Real fue una caricatura. Bruno y Trigueros se multiplicaron para no dejar espacios entre líneas. Ahí murió Xabi Prieto y con él, las esperanzas realistas. Aquino demostró por qué el futuro es suyo y tanto Uche (diez goles ya) como Giovani (8) volvieron a matar sin avisar. El mexicano fue de nuevo el de antes de la lesión. Un rayo. Una joya. La bandera de este Villarreal, que cierra una primera vuelta tan insospechada como brillante con 34 puntos, a dos puntos. Sensación de la Liga.
Tal fue el repaso en el primer tiempo que Arrasate, descompuesto, comenzó a reservar puntales para dentro de unas horas. Nadie creía en la remontada. Dio descanso a Griezmann y Pardo y cambió el sistema con una defensa de tres, tan mala como la de cuatro. Mejoró a ratos pero no pudo hacer mucho más. Porque nadie quería el balón y porque el Villarreal jamás levantó el pie del acelerador. Tanta era la superioridad que Marcelino, con el pecho hinchado, hizo debutar a un chaval de 17 años: Nahuel. Agirretxe, en un córner, puso algo de maquillaje. Aun así, el sonrojo no se disimulaba. Ahora, la Copa espera (0-0 en Anoeta). La duda es si la Real quiere revancha o, tras soportar esta avalancha, ya no quiere ni verla.