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OSASUNA 1 - ESPANYOL 0

Javi López entrega el primer regalo de Reyes a Osasuna

Un error del lateral perico desembocó en el 1-0, que da aire a Osasuna. El Espanyol reclamó un penalti en el 92' por mano de Oier.

Los jugadores de Osasuna celebran el gol de Cejudo.
Los jugadores de Osasuna celebran el gol de Cejudo.Mikel Saiz
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Fuegos artificiales asomaban por el cielo de Pamplona, visibles desde El Sadar, en los primeros compases de la segunda parte. Procedían de la Cabalgata de Reyes, celebrada a la misma hora que un Osasuna-Espanyol en el que hubo un caramelo, pero envenenado en este caso para los pericos, el que Javi López entregó a Cejudo para que los rojillos materializasen el gol de la victoria.

Un 1-0 suficiente para Osasuna, puesto que les saca del descenso, y carbón puro de minería para el Espanyol, que hizo más que su rival (al menos hasta el gol) pero que se perdió en la nada. Algo habrían hecho mal los pericos durante el año para recibir tal obsequio anticipado de los Reyes, ya que a la derrota se unió la expulsión de Aguirre y sobre todo la quinta amarilla de Sergio García, en el añadido, que le impedirá jugar el próximo domingo ante el Real Madrid en Cornellà-El Prat.

Lo cierto es que, hasta el 1-0, la tarde pintaba más a perica que a rojilla. De hecho, el primer conato de regalo de Reyes lo hizo Marc Bertran, ex del Espanyol, que en el 4’ dejaba pasar un balón que Sergio —titular pese a la gripe, como Stuani, aunque no les sirvió de mucho la dosis de ‘Frenagol’— chutó fuera. Más a fondo se tuvo que emplear Andrés Fernández en un remate de David López desde la frontal. Sucedió poco antes de la acción que marcó el destino del encuentro, en el 33’. Javi López controlaba un balón por delante de su área, pero lo dejaba suelto en un fallo incomprensible de coordinación y lo dejaba franco para que Cejudo, muy avispado, robase, le recortase y colocase bien el disparo ante Casilla.

Nunca antes en esta Liga Osasuna había necesitado tan poco para avanzarse y menos precisó aún tras el gol, pues el Espanyol se perdió en su propia imprecisión. Tenso, acelerado y descentrado se plantó en el descanso y repitió en la reanudación. Los pericos no hallaron esta vez su habitual verticalidad, sino que a menudo naufragaron en posesiones horizontales y estériles. En parte ese sí fue el gran mérito de Osasuna, apuntalado en una defensa que no dejó pie a excesivas contras rivales. Sin velocidad no hay gol perico.

El penalti. La sociedad Sergio-Córdoba solo se encontró en una jugada, que el colombiano remató desviada, aunque este fue el artífice de la ocasión más clara del Espanyol, en el 70’, ya que una incursión suya por banda izquierda derivó en un chut de Abraham rechazado in extremis por Andrés.

Y ya en el 92’, los blanquiazules reclamaron penalti por una mano de Oier, que tanto pudo ser pena máxima como mano involuntaria e incluso falta de Colotto. Quedó claro, por si había dudas, que los Reyes Magos esta vez eran rojillos.