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VILLARREAL 1 - SEVILLA 2

Rakitic resucita al Sevilla

El croata originó los dos goles (Cala y Bacca) que ayudan a templar los ánimos. Perbet acortó de penalti. El Villarreal naufragó sin Cani y enlaza cinco partidos sin ganar en casa.

Actualizado a
Rakitic resucita al Sevilla

Gran reacción del Sevilla a los mil problemas acumulados. Tras los líos de la jefatura y la eliminación copera, resucitó en El Madrigal iluminado por su faro. Rakitic, ausente ante el Athletic y de día libre en la debacle frente al Racing, regresó ante el Villarreal para conducir a su equipo a la tercera victoria consecutiva lejos de su estadio. Dos jugadas cocinadas a su antojo sirvieron para devolver al Submarino a la tierra que antes sobrevolaba. La primera, una falta lejana, la convirtió en oro Cala. La segunda, un pase con veneno, sirvió para que Bacca sentenciara.

El Villarreal jamás estuvo cómodo en el campo, mientras que el Sevilla plasmaba todo lo ensayado. Sin Cani, el equipo de Marcelino no encontró la inspiración para superar líneas ni para conectar a Bruno con los delanteros. Emery pobló la medular para robar y salir en busca de espacios. Y el plan le salió bordado. El Sevilla llegó poco pero con mucho peligro al galope. Sin embargo, donde realmente reinó fue a balón parado. Su especialidad. Rakitic tiene un guante y sus compañeros saben desgastarlo. En una de estas jugadas de estrategia, el croata bombeó con precisión desde el más allá para que Cala, con Hernán Pérez despistado, tocara de cabeza por encima de Asenjo. Todos, incluidos los protagonistas, esperaban de ese remate en el 24’ un excelente servicio al segundo palo. Hasta que observamos cómo el testarazo entró por la escuadra sin la necesidad de que nadie machara. No fue un pase. Era un dardo.

Ni Gio ni Uche pudieron echar una mano. Fazio y Cala los neutralizaron. El Villarreal se encomendó a sus bandas, pero Hernán Pérez sufre intermitencias y Aquino no intimida lo esperado. Por ello, fue Trigueros el más activo en ataque. Un disparo suyo pudo significar el empate en el 28’. Beto sacó una mano prodigiosa. Después, el mediocentro probó de nuevo suerte con la misma fe e idéntico acierto. El Sevilla, áspero y experto, estaba cómodo replegado y amenazante a la contra. Sus urgencias exigían contención y calma para sentenciar si llegaba la hora.

El Villarreal salió volcado tras el descanso. Marcelino, expulsado por protestar una caída de Uche en el área, sentó a Aquino y metió a Pina para igualar las fuerzas en el centro del campo. Ahí estuvo acertado. El Sevilla no se inmutó. Siguió a los suyo. Sin complejos de jugar como hace poco hubiera criticado con tal de suavizar la tensión de la semana. Gio casi empata a balón parado. Le faltó tan poco para marcar como a Bacca minutos después. Rakitic volvió a poner un centro medido en esa acción y el cabezazo del colombiano se estrelló en el larguero. No conforme con los detalles regalados en su regreso, Rakitic continuó a la carga. Esta vez de falta. Asenjo, como respuesta a su pasividad en el gol inicial, se estiró como un chicle.

El Sevilla no quería sustos y, en una jugada aislada, encontró la tranquilidad. No merecía tanto. Una contra pasó por Rakitic y éste puso un balón cruzado buscando la carrera de Bacca. Musacchio pudo abortar la jugada pero falló como ya nadie recordaba. Bacca agradeció el regaló y fusiló. Era la sentencia. O eso parecía. Un penalti de Cala (roja) a Jaume Costa al final dejó al Sevilla con diez y al Villarreal a un solo gol del empate. Perbet batió a Beto desde los once metros. El Villarreal se vació entonces con más intención que ideas. Protestando manos en el área y lamentando tener una muralla enfrente. El Sevilla se defendió con veteranía y contundencia. La victoria era la vida.

Ambos despiden el año con sensaciones engañosas y contrapuestas. El Villarreal se va de vacaciones como revelación pero en pleno atasco en casa (cinco partidos seguidos sin ganar). Y el Sevilla afronta el parón con algunas goteras aunque con Europa de su lado. Dos puntos separan a uno y otro equipo. Mucha menos distancia de la que se ha contado.