Entrenará a nueve personas que buscan un cuerpo sano y tonificado en ‘El método Osmin’, ‘coach’ que Cuatro estrenará en breve. ¿En qué consiste exactamente su método? Es muy fácil. Pescado, agua, ensalada, 30 días sin sexo y la calle es tu gimnasio. Ese es mi método. Una terapia de choque que sólo yo puedo enseñar. Hay quien dice que es una locura, pero mi experiencia en el entrenamiento personal me ha demostrado que es efectivo al cien por cien. Lo de 30 días sin sexo es, cuanto menos, llamativo. Es como cuando un futbolista va a un Mundial. Debe estar concentrado. Yo quiero que mis clientes quemen en mis ejercicios las calorías del sexo. ¿Y cómo sabe si cumplen sus reglas o le engañan? No pueden mentirme. En un mes yo te vigilo, te sorprendo, te grito y te humillo. Llevo una vigilancia total del cliente. Además tengo la ayuda de Omincito, mi mono rastreador, y si tengo que presentarme en tu casa lo hago. Si tengo que vivir contigo, también. Me llaman loco, sargento de hierro, entrenador psicópata... Pero mi método no es para adelgazar, es para sentirte bien contigo mismo, estar en forma. Y se logra.Y todo el ejercicio en la calle, al aire libre. Nada de gimnasios. Es que en la calle encontramos todo lo necesario para estar en forma. Te pongo a hacer flexiones en andamios. A bajar escaleras. A empujar cubos... No hay excusas para hacer ejercicio. Llegó a Miami de Cuba como balsero ilegal hace 20 años y empezó a trabajar en el restaurante de los Estefan... Hoy ha sido ya entrenador personal de Madonna, Kournikova, Matt Damon, Mickey Rourke... Mickey Rourke me adoptó con 21 años, me llamaba su hijo cubano... Dios me dio la oportunidad de ser el entrenador de las estrellas y, la verdad, soy un hombre con suerte. Y no tiene piedad ni con ellos... Las estrellas van de fiesta, pero luego si tienen que levantarse a las 05:00 para correr lo hacen. Aunque lloren, lo hacen. Entrenan fuerte, durísimo. ¿Y cómo definiría al español a la hora de hacer ejercicio? Hay varias cosas que provocan que no esté en forma: cañas a un euro, tapas gratis, los churros y... la siesta. Ésta debería estar limitada. Una a la semana. Los españoles son respondones, además. Y dicen inmediatamente que no cuando les digo que han de estar 30 días sin sexo. Pero lo han firmado. Conmigo. Y no les queda otra...