¿Cómo se enteró que estaba fuera de Punto Pelota? Un compañero me llamó a las 17:00. “Josep, no me dejan pasar”. “¡Qué dices?”. “Que dicen que te han enviado un burofax...”. Yo no sabía nada… Desde ese momento fue una locura de mensajes, de llamadas… Tuvieron más de 100.000 menciones en Twitter… ¡100.000! ¡2.000 por minuto...! Sabíamos de la complicidad con el público, pero fue una pasada. Pensé: “Algo estaremos haciendo bien...”. Algo. De todas esa horas que pasaron en la calle, ¿con qué se queda? Con la gente. Vinieron espectadores. Y, como no nos dejaban entrar, la gente de Intereconomía salió a la calle. Eso es... Gente que lleva siete meses sin cobrar sale a abrazarte... Lo mejor de Intereconomía es la gente. Ya no hay más valores que ese. ¿Ha hablado con Julio Ariza? No le he llamado.¿Y Ariza a usted? Tampoco. Hace mucho que desapareció. Daba discursos cuando no había crisis. Pero se escondió al primer despido.Cuando recibía una oferta por Punto Pelota decía: “Me quedo por fidelidad a Ariza...”. Hace año y medio tuvimos una oferta de una tele muy importante que nos ofrecía, además, un cincuenta por ciento más. Hablé con Ariza. “Si Punto Pelota se va, cierro, debo echar a 700 personas...”, decía. ¡Cómo íbamos a irnos! Pues al final ha echado a 500... ¿Eso es lealtad? ¿Se siente traicionado? Sí. A la gente se le conoce cuando van mal dadas… Pero no quiero hacer sangre con Intereconomía y Ariza. En España se conoce a los empresarios que dan trabajo y a los que no te pagan. ¿Dolido? Sí. En cinco años nos dejamos el alma en Punto Pelota, ¿y nos pagan así? Seis meses sin cobrar, pero usted siguió pagando. ¿Cómo? Avalando con mi piso. Tenía un deber con mis trabajadores. Si no, no hubiera podido mirarles a la cara... Pero un mes sin cobrar. Dos. Y me decían: “Tranquilo, Josep, aguanta”. Tres. Seis. Casi la ruina. Y pidió un crédito. ¿Cuánto? (Silencio). 600.000 euros.¿Por qué el miércoles? La semana pasada le dije a Ariza: “No creo que pueda seguir mucho así. Si el jueves no me pagas tendré que dejar de hacer el programa”. El miércoles escribí un tweet: Estamos organizando una rueda de prensa para explicar la situación en @Intereconomía. Fue a las 14:00. Eso les puso nerviosos. A las 17:00 ya no nos dejaron entrar… Les dije: “Me vais a arruinar...”. Y su respuesta ha sido despedirme.¿Qué motivo esgrimieron? En el burofax dice que no cumplía con los horarios marcados por la publicidad. Que por eso Intereconomía ha perdido mucho dinero. Me piden, además, un millón y medio de euros. ¿Vio Punto Pelota ese día? No. Cenaba en De María con toda la gente de Punto Pelota.Se hicieron una foto: #elchiringuitosomostodos... Esa foto representa muchas cosas. Punto Pelota no es un decorado. Ni un nombre. Que se lo queden. Nosotros somos otra cosa. Somos un chiringuito. Porque la marca Punto Pelota es de Intereconomía, ¿no? Sí, aunque se me ocurrió a mí. Fue en el despacho de Ariza. Me vino a la cabeza. Punto Pelota. Miré las patentes. “Julio, está libre. Regístralo mañana”. No pensé que podía pasar esto. ¡Cómo iba a pensar algo así! Le será raro encender la tele y ver Punto Pelota al otro lado. A Punto Pelota sólo le queda el nombre y los banquillos. Lo importante es que el nuevo Punto Pelota llamó a todos los contertulios y nadie quiso ir... Dice: “Volveremos pronto”. ¿Ofertas firmes? Recibí llamadas de gente importante de la tele. “Tranquilos, hablamos”. Fíjate, me apetece que el Chiringuito vuelva por Navidad, como el Almendro, como regalo de Reyes…