TENERIFE 3 - LAS PALMAS 0
Fiesta mayor del Tenerife ante un Las Palmas con diez
El penalti y la expulsión al meta amarillo Barbosa en el minuto 19 determinó el derbi. Ayoze, con un doblete, acabó redondeando la noche para los tinerfeños.
Un partido que es una golosina. Espectáculo visual sin parangón, aficiones enfrentadas desde el pique sano, futbolistas extramotivados y una preparación que arranca con mucha antelación. Tenerife y Gran Canaria respiran derbi horas, días, semanas antes de que el balón ruede. Y cuando lo hace, el fútbol y los goles se convierten en lo más importante. Motivo de honor para dos islas, razón de felicidad o angustia.
Esta vez ganó el mejor. Un error claro de Barbosa (expulsado en un penalti tempranero) modificó el derbi para siempre. Cervera apostó por la alineación de gala, con los futbolistas reservados en Girona presentes en la hierba. Enfrente, Lobera enfiló la cita desde la ambición y la apuesta por el toque. Valerón, 38 años, ejerció de novato (¡a su edad!) porque era su primer clásico. El nacimiento de la contienda resultó acorde a lo habitual en estos casos. Más imprecisiones de las habituales, vocación de gobierno por parte del equipo anfitrión y réplica por parte de Las Palmas.
Una primera incursión de Suso por la derecha ya hizo levitar al Heliodoro a los pocos minutos de la primera mitad, si bien no halló rematador su buen servicio desde la derecha. Luego, hubo momentos de mayor incordio a Roberto a cargo del equipo de Lobera. Pero el partido, que era de rachas, iba a cambiar. Suso (el más combativo) se va como un misil por la derecha y Barbosa le hace falta dentro del área. El penalti, con expulsión del argentino, varía la decoración y pone al Tenerife por delante. Ricardo lanzó de lujo, con precisión, y el canterano firmó el 1-0. El estadio se venía abajo. Y pudo ser mayor delirio porque a Suso –partido primoroso el suyo- le faltaron milímetros para hacer el segundo.
Las opciones grancanarias menguaron pero no desaparecieron. Se encomendó la UD al balón parado y al empuje de sus hombres más vigorosos. Pero hasta el descanso nada cambió. Después, Las Palmas tuvo el mérito de mantener vivo el duelo. No fue suficiente para igualar aunque lo soñó hasta que Ayoze (repleto de calidad) tiñó el derbi de blanco y azul.