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VALENCIA 3 - OSASUNA 0

Jonas devuelve con tres goles a Djukic el crédito perdido

Osasuna, en inferioridad desde el minuto 15 por expulsión de Puñal, sólo pudo aguantar las ganas de agradar del Valencia hasta el minuto 44.

Jonas devuelve con tres goles a Djukic el crédito perdido
MANUEL BRUQUEEFE

Para el Valencia lo de jugar contra Osasuna es pura vitamina. Ante los rojillos comenzó a despertar el equipo hace un año en el debut de Ernesto Valverde en el banquillo ché y lo de hoy en Mestalla ha sido como un maná caído del cielo, sobre todo para Miroslav Djukic, que no ha necesitado de ningún sucesor en el cargo para llevarse una alegría al cuerpo. Llegaba el técnico serbio cuestionado por el transcurrir de su equipo en Liga y la goleada (su mejor resultado como entrenador blanquinegro en la competición doméstica) le da un margen incalculable y un respiro en la clasificación. Se aleja de la zona peligrosa, en la que permanece inerte Osasuna, y sobre todo parece haber sentado algo de base para empezar a ubicarse en esta Liga. Y ello gracias, entre otros, a Jonas Gonçalves, que con tres goles finiquitó un partido marcado por la expulsión de Puñal a los 15 minutos de comenzar.

Djukic delegó su crédito en los que le habían dado aire en Swansea. Cualquier afirmación con tono de sentencia hay que ponerla en cuarentena hablando de este Valencia, un equipo que hasta la fecha ha demostrado ser más irregular que cualquier otra cosa, sin embargo, parece que el serbio ha dado con la tecla. Al menos lo ha hecho cuando él más la necesitaba, porque su credibilidad estaba bajo mínimos y ahora está más cerca de poder comerse los turrones en la que considera su casa, Mestalla.

Solo introdujo una cara nueva, la de Barragán, futbolista cuyo espíritu refleja lo que hoy es y necesita el Valencia. Porque Barragán no deja de ser un teórico suplente, aunque también es uno de los futbolistas que en tiempos de vacas flacas más ha puesto de su parte para dar de comer al serbio. Barragán da lo que tiene y no se le puede pedir más. A él no. Su actuación, de hecho, fue un reflejo de sí mismo. Erró infinidad de centros con los que desquició a la grada, sin embargo, ni se escondió por ello ni cejó en su empeño de querer sumar, y suyo fue el centro que terminó rematando Jonas al fondo de la red en el primero de sus goles. La celebración del brasileño, con dedicatoria a su asistente y reproche incluido a un aficionado que no paraba de insultar a Barragán, constató que este bloque por el que ahora apuesta Djukic está más unido de lo que parece y sin necesidad de fotos de cara a la galería.

Ese gol evitó que el Valencia se marchara al vestuario con el miedo en el cuerpo. Jonas rompió la luna del autobús que Puñal obligó a plantar en Mestalla a los suyos. Si ya de por sí Gracia había apostado por defensa de cinco, la expulsión del capitán rojillo les llevó a encerrarse en torno a Andrés Fernández y a rezar que en alguna contra la defensa del Valencia hiciera de las suyas. Pero no hubo lugar a que Diego Alves sufriera en sus carnes acometidas ninguna, una única internada de Cejudo que no encontró la cabeza de Oriol Riera. Sin embargo, el dominio y la paciencia ché, con Oriol, Parejo y Canales de canalizadores, obtuvo su merecido premio al filo del descanso con el primero de los goles de Jonas.

Abierta la lata, el Valencia se desmelenó como tenía ganas de hacerlo y Osasuna se dejó llevar. Los pamplonicas ni pudieron reaccionar ni tampoco atajar la sed de goles del ‘7’ valencianista. Tampoco tuvieron tiempo, la verdad. Antes del minuto diez de la reanudación, Jonas había reservado el balón del partido para su colección de hat-trick. El segundo tras centro de Feghouli, otro de los que necesitaba cuajar una actuación como la de ayer, y el tercero, de nuevo, tras asistencia de Barragán. Jonas, curiosamente, no marcaba en Liga desde la visita a Granada a finales de octubre y mucho se estaba hablando en las últimas semanas de la falta de gol en la delantera blanquinegra.