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Café, copa y fútbol | Johnny Cifuentes (Burning)

“Cristiano está ahora por encima de Messi, ha dejado las tonterías”

No es fácil ser un chulo fino. Se requiere lucir el lustre que otorga cierta gracia misteriosa. Johnny Cifuentes, el líder de Burning, tiene pinta de ser uno de esos tipos.

Johnny Cifuentes, líder de Burning,
Johnny Cifuentes, líder de Burning,Jesús Aguilera

—No esperábamos que un histórico de los Burning nacido en Carabanchel fuera del Barça.

—Pues mirad, yo, como cualquier hijo de vecino, tenía un padre. En los 60 en Madrid el curro estaba flojo y a mi viejo le salió trabajo en Barcelona. Pensábamos que la cosa iría para unos meses y nos tiramos ¡doce años! Y cuando yo tenía cinco añitos me regaló el traje del Barça, porque el hombre, ¡yo qué sé!, se hizo del Barça, y en fin, que uno suele ser del equipo del que es su padre.

—Siendo del barrio que era y latiendo ya en sus venas sangre rockera, imaginábamos que le tiraría más el Atleti...

—Bueno, vamos a ser claros, sÍ, el aroma del Atleti es muy parecido al aroma que tiene el rock and roll. Además, en el Manzanares tocaron los Rolling Stones una noche de truenos inolvidable. Aún tiemblo recordando a Keith Richards atacando Under my thumb bajo la tormenta.

—Burning, histórico nombre, ¿si hay un equipo que cuando se rebela en el campo entra en combustión y arde ese es el Real Madrid?

—Sí señor, Burning significa eso, caliente, ardiendo, y también tiene otro concepto: cachondo. Nuestro primer disco se llamaba I’m burning, o sea, estoy caliente, cachondo. Y el Madrid es de esos equipos que cuando parece desmayado, de repente, ¡uaggggghhhh!, empieza la cosa a cambiar, echa fuego y lo quema todo. Y me alegro porque soy madrileño, y del Barça, pero no antimadridista.

—¿Cómo culé está un poco decepcionado con el Barça de Martino?, desde luego no se parece al de Guardiola.

—La época de Guardiola fue grandísima, pero no es fácil estar siempre a ese nivel. Si los Burning hacen un disco enorme pareces obligado a mantener el nivel. Bueno, los Burning lo pueden hacer, quizá al Barça le va a costar más. Si el director de orquesta falla, mal asunto, aunque el primer solista se luzca, que ahora no es el caso.

—¿Se refiere a Xavi y Messi?

—Pues sí, Xavi es el director de orquesta, es de la familia, el otro es el solista, y eso que nos ha dado increíbles satisfacciones, pero mi familia es Xavi, Iniesta, Busquets...

—¿A quién le daría el Balón de Oro?

—La cosa está entre Cristiano y Messi, pero ahora Cristiano está muy por encima. Tengo que decirlo, ¡me gusta! Se ha echado el equipo a la espalda y se ha olvidado de las tonterías de otros tiempos. Se ha plantado y ha dicho: voy a jugar al fútbol, voy a ganar y a intentar que la gente se lo pase bien, que para eso me pagan una pasta.

—¿Qué impresión le causa Cristiano Ronaldo?

—Se ha recuperado del atolondramiento con el que llegó al Madrid, esa ñoñez cuando se quejaba de falta de cariño, y todo eso, ¡con la mujer y el dinero que tiene! Ha madurado y está recuperando el cacho. Y a mí, que no soy madridista, me está encantando verle.

—¿Y Leo Messi?

—Ahora empiezan a salir cosas sobre su actitud fuera de los focos. Por ejemplo, me dolió mucho lo de Villa. Creo que Messi se encargó de apartarle del Barça, le molestaba la sombra del Guaje, eso es lo que pienso. No se puede entender que un genio como Messi tenga esas debilidades, esa inseguridad. A pesar de eso sigo pensando que es lo mejor que he visto.

—¿Cree que el Madrid se vendría abajo si Cristiano cayera lesionado un buen tiempo?

—Se notaría muchísimo, pero creo que hay gente joven como Jesé y Morata que son magníficos y tendrían su oportunidad. Y el galés, Bale, es tremendo también y va a dar muchas alegrías. Cristiano es muy importante, pero el Madrid tiene una plantilla increíble. Aunque la marcha de Özil me ha dejado estupefacto, no lo entiendo.

—Dice Ancelotti que el Arsenal les tiene que invitar a unas cañas.

—A cañas, jabalí, corzo, jamón y lo que haga falta porque el Madrid se ha deshecho de un gran futbolista. Es una lástima, yo habría quitado a otro.

—¿A quién?

—Pues, por ejemplo a este que se acaba de lesionar. A Khedira.

—¿Y que le parecería que Casillas acabara jugando en la Premier?

—¿Y si acaba en el Barça?

—No lo verán sus ojos.

—¿Por qué no? En el Madrid le han puteado. Yo, de verdad, quiero a Casillas, me mola. Es un tío que cuando ha tenido que estar ha estado. Es sencillo y majete. Un chaval de Móstoles, que para como Dios. Ha sido nuestro ángel salvador. Mourinho, no sé por qué, echó algo sucio encima y eso no está bien.

—¿Y qué le parece que Valdés no quiera saber nada del Barça? Algo habrá detrás.

—Creo que está loco. Y no sé lo que habrá pasado para tomar esa decisión, pero Valdés no está en cualquier equipo, está en el Barça. ¿A dónde vas a ir? De todas formas, es verdad que algo ocurre ahí dentro del Barça. Grandes jugadores como Cruyff, Schuster, Maradona, Laudrup, Ronaldo… salieron mal del club. No sé lo que ocurre, no lo entiendo. Alguien tendría que explicarlo.

—Tampoco Guardiola se fue muy contento.

—Es muy difícil repetir lo que consiguió, pero a mí, como aficionado del Barça, me dejó triste su marcha. Supongo que quería plantearse nuevos retos.

—De todos los futbolistas que ha conocido, ¿cuál es para usted el que ha tenido el alma más rockera?

—¡Julio Alberto! (suelta una carcajada), y bueno, Romario, Mágico González, Guti. No sé, Romario no entrenaba como los demás pero llegaba el domingo y metía tres goles. No podían con él. ¿Os acordáis del regate que le hizo a Alkorta? Menuda cola de vaca.

—Si le propusieran presentar el nuevo disco en uno de estos estadios: Calderón, Bernabéu o Camp Nou, ¿cuál elegiría?

—El Calderón, ahora mismo. Porque reúne muchas cosas, aparte de estar en mi barrio, junto al río Manzanares. Por allí pasaron los Stones, AC/DC, Prince… El Bernabéu no ha tenido tanto ambiente rockero.

—¿Cómo vive un culé madrileño esa identificación del Barça con las posturas independentistas?

—No me interesa nada. Asociar el deporte, un club de fútbol, los colores con la política separatista y todo eso no me gusta nada. Y eso me produce una enorme desazón, no te hace disfrutar de lo que realmente importa. Es difícil, además yo soy de Madrid y muy madrileño y me fastidia. Creo que están un poco perdidos.

—¿A qué equipo le haría una canción?

—Uff, la verdad es que Burning siempre ha cantado a las historias de la vida, al amor, las pasiones, los amigos, los bares, la noche, los buenos y malos rollos, pero nunca hemos hecho nada dedicado al fútbol. Esto del rock and roll te lleva a fijarte más en un perdedor que en un ganador, tiene más carga literaria, esa es la verdad. Quizá antes se la hubiera dedicado al Atleti, pero ahora, tal como están, no sé yo. Ya lo hizo Sabina y le quedó fetén.

—¿Qué sensaciones le llegan cuando toca en un estadio?

—El máximo exponente de lo que sientes es cuando subes los cuatro escalones que llevan al escenario. Los que separan la realidad de la magia. Te llama el mánager y te dice: un minuto y arriba. Y todo se revuelve dentro de uno. Es la mordida del lobo, que yo le llamo. Te aproximas al micro y dices: ¡hola! y el estadio empieza a rugir y… empiezas a temblar.

—Ese momento previo al inicio del concierto se parece mucho a lo que deben sentir los futbolistas en el túnel antes de saltar al campo, ¿no?

—Debe serlo, es el momento crítico donde se produce la transformación. Piensa que te están esperando miles de personas que han venido a verte. Es muy fuerte. Y esa sensación se cura cuando suenan los primeros compases y te arrancas. Y si suena bien la primera vez, ¡ya está! Los Burning nunca han dejado de tocar en estos 40 años y antes de cada concierto sigo sintiendo lo mismo que el primer día.

—Burning cumple 40 años, ha sido un largo viaje en el que algunos grandes compañeros han quedado en el camino, por las drogas, sobre todo. ¿Cómo ha logrado llegar hasta aquí tan airoso?

—Las heridas se han ido curando, es verdad que hemos pagado una factura grandísima, pero nos lo hemos pasado muy bien. Y te salva haberlo hecho todo con ganas y con corazón. Lo he superado con ilusión y emoción. Y ahora estoy como loco con este nuevo disco: Pura sangre. Y se llama así porque no nos hemos movido nada del sitio. Empezamos a hacer una cosa que se llama rock and roll y ahí seguimos, en ese sitio que se llama el filo de la navaja. Y no me cuesta nada seguir hacia delante. Estos 40 años han sido un soplo. Necesito tres vidas más para saborear lo que me apetece.

—¿Qué siente al ser, 40 años después, el único superviviente de Burning?

—Me da un poco de vértigo, pero al mismo tiempo siento una gran responsabilidad. Sigo llevando la antorcha, porque cuando empezamos sentimos que Burning no debería morir nunca. Y cuando yo falte eso tiene que seguir, de la manera que sea. Me queda esa misión, estoy solo pero, cuidado, tengo cuatro compañeros que llevan conmigo muchos años y aparte de grandes amigos son músicos extraordinarios.

—¿El Madrid ganará la Décima o el Barça la quinta..., o el Atleti la primera?

—Mi palpitación y deseo es que el Atleti se la lleve este año.