Villarreal
Rubén Uría: "Nunca he visto a Marcelino tan feliz como aquí"
Más de diez años como ayudante de Marcelino y más de 20 de estrecha amistad explican su magnífica relación. Uria conoce muy bien al técnico.
Cuanto lleva con Marcelino?
—Trabajando juntos diez años; como amigos mucho más. Desde Mareo, cuando jugábamos, hace ya mucho.
—¿Más tiempo que con la mujer?
—Sí, pero una de la claves es que nuestras familias son familia también. Tenemos una relación muy estrecha y nuestras mujeres son como hermanas.
—¿Es complicado aguantarse?
—Es mucho tiempo juntos, mucha responsabilidad, nervios y muchas cosas. Pero tener una relación tan estrecha, ayuda mucho. Además Marcelino nos hace muy partícipes de todo, hace que los éxitos y los problemas sean de todos y eso une.
—¿Les hace sentirse importantes?
—Mucho. Nos valora mucho en todos los aspectos. Y lo hace mucho en el económico, que es una demostración de que valora lo que hacemos.
—¿Y les da mucha responsabilidad?
—Eso me lo he ido ganando con el tiempo. Y he ido entrando en otras funciones dentro del equipo. Aunque lo único que no hago es darle consejos el día de partido si no los pide, yo veo que él controla y sólo cuando veo que me pide un capote se lo doy.
—¿Así que no es tan fiero o nervioso como algunos dicen?
—Es muy tranquilo tanto en su vida privada como en el campo. En el día a día es hasta despistado y relajado.
—¿Desconecta alguna vez?
—Nunca, es incapaz. Estemos donde estemos, el fútbol está siempre ahí.
—¿Y que no traga Marcelino?
—La mentira y los falsos. Y en esto del fútbol, los vagos. No es rencoroso, si tiene un problema va de cara y lo intenta solventar.
—Este equipo se parece a él. ¿Le cree a pies juntillas?
—Yo creo que el sello que le da es su capacidad de transmitir y que el grupo crea en lo que él dice. Desde que llegamos, los jugadores ya creyeron.
—Y les va de maravilla...
—La verdad es que estamos en un gran momento, estamos disfrutando mucho y esperemos que dure mucho tiempo.
—¿Están preparados para cuando vengan las dificultades?
—Creo que sí. Todos arrimaremos el hombro para salir de ahí.
—¿Tienen una gran relación con los dirigentes?
—Si desde el principio, ya vimos que teníamos mucha sintonía y muy buena relación. Se ha visto ahora tras las negociación y como dijo Marcelino, ya nos conocemos todos.
—Y mira que le costó...
—Costó, porque en aquel momento Marcelino no estaba preparado ni convencido de volver a Segunda. Pero cuando llegó a diciembre, ya lo tenía claro y nos dijo que Villarreal era lo mejor.
—No era fácil la papeleta...
—No, pero como dice Pascual Donat, el delegado, caímos de pie desde el principio. Este es un gran club, con grandes jugadores, un gran ambiente y desde el primer momento fue todo rodado.
—Se les nota felices.
—Sí, lo somos. Es más veo a Marcelino más feliz y contento que nunca.
—¿Se esperaban un Villarreal como el que han encontrado?
—Cazorla, Vallejo y otros amigos que han jugado aquí, nos decían que éste era un club para nosotros. Nos hablaban muy bien y acertaron.
—¿Y les sorprendió?
—Sí. La verdad es que yo no me esperaba algo así. Un club tan grande, tan bien organizado, con el fútbol base, no lo imaginaba así. Conocía cosas, pero no pensaba que sería así.
—Por cierto llevan un año sin perder casi, ¿les van a pedir mucho más?
—Creo que el equipo esta preparado para los momentos de dificultad y para la presión. Pero la gente debe ser consciente de que estamos haciendo un campañón y que no es fácil. Pero lo que no vamos a hacer es que no disfruten y sueñen ahora que pueden.
—Para acabar, ¿les duele que digan que Uche juega por ser primo del mister?
—Es injusto para los dos. Le puedo asegurar que Marcelino pone a los mejores y si juega Uche es porque se lo ha ganado.