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RACING

El Racing peligra tras fracasar la ampliación de capital

El conjunto cántabro ha concluido la tercera y última fase de su proceso de ampliación de capital sin cubrir el capital necesario, ha señalado Ángel Lavín.

Ángel Lavín, presidente del Racing de Santander.
NACHO CUBERO

El Racing Club de Santander se encuentra en peligro de liquidación después de cubrirse tan sólo algo más de 33.000 euros (33.663,31) en la ampliación de capital de los 3 millones fijados inicialmente como necesarios por los administradores concursales para asegurar la continuidad de la entidad, según informa en un comunicado.

El Racing cerró el proceso de ampliación de capital acordado en la Junta de Accionistas del 13 de junio de este año muy lejos de cubrir el importe previsto en la misma, por lo que no es posible ejecutar dicha ampliación de capital al no haberse cubierto el mínimo legal del capital social.

"En consecuencia también queda sin efecto la previa reducción de capital acordada en la misma junta", añade la nota, que indica que dicha situación se ha trasladado "de manera inmediata" a la Comisión de Seguimiento y Cumplimiento del Convenio de Acreedores en una reunión celebrada este jueves.

Asimismo, se ha convocado un Consejo de Administración para analizar la situación y tomar las decisiones que correspondan después de no haberse encontrado ningún inversor que pueda rescatar al club cántabro de su complicada situación económica.

Los Administradores Concursales fijaron en 25 millones de euros la ampliación de capital necesaria para la continuidad del Racing, y en 3 millones de euros el objetivo inicial de la primera de esas ampliaciones de capital.

En otro comunicado del presidente del Racing, Angel Lavín, se comunica que el Consejo de Administración consiguió que el actual accionista mayoritario, el empresario indio Alí Syed, admitiera que sus acciones ya no valían nada y emitiera unas nuevas para que quienes las comprasen se convirtieran en dueños absolutos del club.

"La mayoría de los socios dejaron pasar la primera fase sin pujar por el control. Finalizó la segunda y ninguno quiso tampoco asumir el mando. Y la tercera fase, abierta a cualquier inversor, pese a prorrogarse dos veces y cumplirse las condiciones requeridas por los interesados, ha terminado también sin que nadie quiera ser dueño de la compañía. Llevo once meses publicando cartas y escritos en El Diario, El Mundo y Alerta, advirtiendo que este momento podía llegar", lamenta Lavín.