El Mallorca toma aliento y deja al Tenerife en estado de asfixia

El RCD Mallorca logró un reanimador triunfo que le permite tomar aliento en la tabla y, al mismo tiempo, dejar al Tenerife en algo más que un simple y preocupante estado de asfixia. La apremiante situación clasificatoria de ambos conjuntos, pero sobre todo la de los tinerfeños, le exigía a estos últimos una única premisa inicial, y no fue otra que la de hacer todo lo posible por desnivelar cuanto antes la contienda, por lo que, inicialmente, no escatimó esfuerzo alguno en intentarlo.

Pero en situaciones de precariedad como la de los tinerfeños se precisa algo más que algún que otro destello de furia, quizás un poco más de templanza y de lucidez a la hora de mover el balón, como por ejemplo, el método empleado por los baleares, que sin alardear de grandes virtudes, ejerció una mayor posesión del balón.

Después de veinte insulsos minutos se produjo la primera ocasión clara de peligro, y ésta estuvo a punto de cristalizar, pero el poste de Miño repelió un tiro lejano de Raúl Llorente, después en el veinticinco, Aridane alojó el balón en la red tras un rechace de Miño, pero el árbitro invalido la jugada al estimar fuera de juego. Ricardo León en el minuto treinta y ocho tanteó a Miño con un potente disparo desde fuera del área, pero el meta, con sus puños, repelió el balón.

En la reanudación fue el cuadro balear el que salió con algo más de convicción y, sobre todo, confianza en sus posibilidades, por lo que después de merodear en varias ocasiones el área insular, Gerard Moreno se aprovechó de un mal rechace del meta Sergio Aragoneses para inaugurar el marcador a puerta vacía en el setenta y dos.

Por parte blanquiazul, hubo que esperar hasta el minuto setenta para que Miño sufriese su primera seria amenaza de esta segunda parte, esta vez actuó con la máxima eficacia ante un duro disparo de Ayoze, tras recibir de cabeza de Aridane. El incisivo canterano insular contó con otra oportunidad dos minutos más tarde, pero el balón se fue a la cepa del poste balear, tras burlar la desesperada salida de Miño, y de aquí al final infructuosos intentos locales para batir a Miño, pero sin ideas para al menos nivelar la contienda.