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SEVILLA 2 - ALMERÍA 1

Milagro de Rakitic, que evita la primera tormenta en Nervión

Su gol en el 92' salvó a un mal Sevilla de la primera bronca seria del año en Nervión. Lo del Almería es cosa de brujas. Volvió a caer en el descuento.

Rakitic remata el 2-1.
Rakitic remata el 2-1.MIGUEL ANGEL MORENATTIDiario AS

Ivan Rakitic mira desde el piso de arriba al resto de jugadores del Sevilla. Por eso casi al final se convenció de que con dar asistencias no sería suficiente esta vez y decidió ponerse el disfraz de superhéroe y aparecer en el área del Almería en el 92’. Entró de puntillas, como si fuese un ángel, pero remató como un obús. Su cabezazo, un milagro, evitó la primera tormenta seria de la temporada en Nervión, que ya ha olvidado eso de las catorce nuevas incorporaciones y del periodo de formación. El fútbol no sabe de tiempo y al Sevilla se le abren las costuras, indefinido como está todavía. Con el Sánchez Pizjuán listo para la primera gran bronca del año, podría decirse Del Nido le debe una buena prima al croata.

La gloria y suerte del Sevilla fueron la desdicha del Almería, perseguido por la maldición de la zona Cesarini. Francisco ha perdido la cuenta de los partidos que se le han escapado en el descuento en este regreso a Primera. Igual ya no es casualidad, pero desde luego lo parece. Si los partidos hubiesen durado 80 minutos, el Almería tendría 11 puntos en la Liga. Es cosa de brujería. Más que su rival muchos minutos, con una disposición al menos más natural, el Almería creció en el partido desde el empate de Rodri, que dejó huella como pretendía en su regreso al Sánchez Pizjuán. Marcó un buen gol, estuvo a punto de hacer otro y contagió espíritu a un equipo que fue olvidando sus fantasmas y ganando autoestima con el paso del partido. Eso, hasta el estacazo final.

Inocente al inicio (el 1-0 de Gameiro fue un regalo imperdonable por descoordinación de Christian, Pellerano y Esteban), el Almería se hizo fuerte porque encontró las grietas del rival en el centro del campo y explotó bien sus armas. Además de Rodri, Aleix Vidal, que estuvo más rápido que nadie. Suso puso el toque de distinción. Más que suficiente ante el naufragio del Sevilla.

Beto fue durante un buen espacio de tiempo el mejor jugador del Sevilla, un ejemplo de desequilibrio y juego indescifrable en el que cada uno circula en una dirección. Esta vez Emery no tuvo ni margen para improvisar con los cambios. Gameiro e Iborra cayeron. A impulsos y golpes de corneta, el Sevilla empujó al Almería a su área. No había orden ni plan, pero sí jugadores y fe. En especial, la de Rakitic. El Sevilla es una casa que ha cambiado todos sus muebles y quien los salva, de momento, es el rubio croata.