La rabia de los ilicitanos pone a prueba al Celta de Luis Enrique

La jornada disputada entre semana ha dejado diferentes sabores de boca: Decepción en Vigo y rabia en Elche. El Celta, tras un arranque prometedor en cuanto a juego y resultados, empieza a dejar bastantes dudas. El fútbol ya no es tan vistoso, el equipo no encuentra el camino hacia el gol y, evidentemente, la victoria se resiste. En el otro bando existe rabia y orgullo. Enrabietados por los errores arbitrales en contra y orgullosos por haberle plantado cara al Real Madrid. Eso sí, al final sólo contarán los puntos y los de Fran Escribá todavía no conocen el triunfo en su regreso a Primera. Balaídos parece un buen escenario para inaugurar la cuenta, pues se trata de un rival directo por la salvación.

Cambios. Los franjiverdes no podrán contar con Carlos Sánchez. El recurso presentado por los abogados ilicitanos llegó fuera de plazo y La Roca será una baja sensible en el centro del campo. Su lugar lo ocupará Rivera, mientras que el resto del equipo será el mismo que puso contra las cuerdas el pasado miércoles al Real Madrid. Todo lo contrario sucederá en el Celta. La revolución de Luis Enrique en Getafe no causó efecto y el técnico asturiano volverá a recurrir a su once de gala para evitar que se desate la pimera crisis. Augusto y Nolito ya tienen el alta médica, mientras que Mallo, Fontás, Toni, Álex López y Charles recuperarán su sitio.

El balón parado se presenta como el factor más desequilibrante del encuentro. Edu Albacar y Damián Suárez dominan una situación que aterroriza al Celta desde hace años, algo que Luis Enrique no ha sabido cambiar, tal y como quedó patente en el Alfonso Pérez.