TROFEO TERESA HERRERA | DEPORTIVO 0 - REAL MADRID 4
Kaká marca dos goles con sabor a despedida en Riazor
Morata y Casemiro completaron la goleada ante el Deportivo. Casillas fue titular y jugó 80 minutos. Cristiano, que no acudió a la gala de la UEFA, disputó la primera parte.Barcelona - Atlético: Liga Iberdrola 2018, jornada 22
De pronto en Riazor se rompió la armonía de lo que fue un partido entre amigos cuando Kaká confesó su desencanto: “Me quiero ir”. Una declaración que daba sentido al gesto solidario de Casillas pidiéndole, minutos antes, que le ayudara recoger la Torre de Hércules. El capitán paseó por Riazor una imagen alicaída y despedía en ese momento a su compañero en nombre de la plantilla. La victoria sobrada del Madrid ante el Depor quedó como una anécdota, sin historia alguna, de una apacible tarde de verano.
Kaká dejó dos goles en el Teresa Herrera como última línea de su testamento deportivo en el Madrid. Dos dianas que no le echaron atrás de sus ganas de marcharse, producto de un cúmulo de decepciones. El brasileño tenía la palabra de Ancelotti de que le daría minutos en partidos oficiales y no ha sido así. Más aún, Casemiro, un recién llegado, disfruta de mayor confianza por parte del entrenador. Las banderillas negras en el ánimo de Kaká fueron los pitos del Bernabéu en el homenaje a Raúl.
La noticia corría en el ánimo del equipo blanco cuando saltó a Riazor. El Madrid jugó a ritmo de entrenamiento, sin correr el mínimo riesgo. Con Casillas y Cristiano en el once titular para mayor brillo del trofeo, la apariencia del choque daba bastante juego. Sin embargo, el equipo no tenía gas, nadie metía una pierna ni hacía mucha falta.
En cinco minutos el Depor dejó sentada su alarmante fragilidad defensiva, cuando se desarboló en la primera contra blanca, culminada por una asistencia de Cristiano a Kaká. Primer gol y fin del partido.
Después marcó Morata, quizás el más empeñado en hacerlo bien, y también antes de los veinte minutos sumó el tercero Casemiro, obligando a Fernando Vázquez a convertir el trofeo en un laboratorio de pruebas para el Depor. No podía combatir contra este gigante de ninguna manera.
No hubo morbo Casillas, porque apenas tuvo que hacer una estirada perezosa en la primera parte, y asustar a Luis en un mano a mano para que la cruzara fuera en la segunda. El capitán cumplió escrupulosamente hasta que a diez minutos del final Ancelotti le sustituyó entre la ovación de Riazor. Dio tiempo al cuarto y último gol, en carambola de Kaká, que fue su canto del cisne como madridista.