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TENERIFE 0 - HÉRCULES 0

Al Tenerife sólo le faltó el gol en su vuelta a casa

El conjunto canario dominó durante los 90 minutos a los alicantinos. Assulin (Hércules), tras una entrada salvaje, dejó a su equipo con diez.

Santa Cruz de Tenerife
Al Tenerife sólo le faltó el gol en su vuelta a casa.
Al Tenerife sólo le faltó el gol en su vuelta a casa.JUAN GARCIA CRUZ

Más de dos años después de su último partido de Segunda en casa, el Tenerife dejó una magnífica impresión en su regreso al Heliodoro. Mucho mejor que el Hércules, teórico aspirante al ascenso, el cuadro blanquiazul fue superior antes y después de la expulsión de Assulin. Impropia de un profesional de esta categoría, la entrada salvaje del exbarcelonista dejó helado a Carlos Ruiz (39') y a los casi 10.000 testigos del envite. Normal que hasta Héctor Yuste, compañero suyo, recriminara al israelí que este grado de agresividad no tiene cabida en el fútbol.

Ya desde el nacimiento de la contienda dejó claro el Tenerife cuáles son sus líneas maestras. Bien ordenado, construido desde la defensa y solvente en todas sus líneas, el cuadro de Cervera dejó claro ante el Hércules que opositaría a los tres puntos. Con todas las de la ley. Loro no tardó en ensayar ante Falcón y luego le dio réplica Campos (10'). Con el tiempo, el partido fue entrando en calor. Y así se sucedieron las oportunidades, a cada cual más clara, casi todas frente al arco visitante. Una buena acción de Rivero, futbolista de frac, habilitó a la izquierda a un entonado Salva que asistió a Cristo. Al remate del tinerfeño solo le faltó hallar destinatario. Fue la tónica que imperó durante los 90 minutos. Algo similar ocurrió más tarde, aunque en esta ocasión fue Loro quien asistió al isleño.

La ocasión más clara llegó antes de que Assulin viera el camino de los vestuarios. Cristo, otra vez, tuvo a tiro el 1-0 pero su remate lo desbarató la defensa. Tampoco el rechace favoreció a los blanquiazules. De nuevo el 8 de los locales volvió a ser el más activo en la reanudación. No en vano, fue él quien pidió penalti tras una jugada ensayada a balón parado que interrumpieron los visitantes con una falta clara dentro del área. El árbitro no lo vio.

Para entonces, el Tenerife era ya una avalancha. Por tierra, mar y aire buscó un gol que se le resistió hasta el final. El partido no merecía otro guión que una clara y rotunda victoria local. Pero el Hércules, pletórico de fortuna pero escaso de argumentos, se llevó un punto que le sabe a gloria. Y eso que Sardinero, sobre la bocina, pudo obrar el 0-1. Aragoneses salvó a los locales.