Ernesto Valverde pide gol a sus extremos y ellos marcan

Ernesto Valverde tenía motivos para estar preocupado por la falta de pegada. Las últimas referencias, la pasada campaña con Bielsa y la pretemporada, alimentaban su desconfianza en esta faceta, fundamental para un técnico que basa su manual en el ataque, aunque sus equipos sean menos aventurados defensivamente que en sus inicios. Sabedor de que el equipo no tiene un killer de 20 goles por temporada, ni un mediapunta de 12, su preocupación es que un puñado de futbolistas se acerquen a la decena para competir en la zona alta. Más o menos lo que sucedió en su primer Athletic con Joseba Etxeberria y Santi Ezquerro, aunque el primero se movía como segundo punta.

Los señalados son los extremos: Susaeta, Muniain, De Marcos e Ibai. De momento, los dos primeros cumplieron en Pucela y brindaron la primera victoria. Fueron tantos diferentes, el primero fraguado inicialmente en la pizarra y después en la calidad e imaginación, y el segundo, gracias al oportunismo del de La Txantrea.

Muniain sólo habia marcado un tanto en la pasada campaña, precisamente al Valencia de Valverde, y eso no podía ser. Se había pasado sin ver puerta la pretemporada pese a disponer de sus ocasiones. Acumulaba casi dos años sin anotar fuera. No es un futbolista claro en la finalización.

Susaeta, sin el brillo de su primer año con Bielsa, había hecho al menos sus cinco dianas ligueras. Sin embargo, las estadísticas hablan de otra realidad. Sus índices realizadores en el primer equipo son parejos. Markel, que sufrió calambres en Zorrilla, tiene una media de 0,14 por partido (37 goles en 261 encuentros oficiales) y Muniain de 0,13 (23 en 175). Aunque en Liga, Susaeta casi le dobla (24 contra 13).