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CAFÉ, COPA Y FÚTBOL | CON JOSEMA YUSTE

“El fútbol no es rival del teatro: sólo una gran final hace daño”

Josema Yuste (Madrid, 1954) es humorista y actor. Martes y 13 le hizo célebre. Después triunfó como actor y empresario teatral. Vuelve a Madrid con ‘La cena de los idiotas’.

Madrid
Josema Yuste.
Dani Sánchez

Lo que no sabe la gente es que usted podría haber sido una gran figura del fútbol.
Desde pequeño jugaba mucho al fútbol. Era portero en el equipo de mi colegio. Se me daba muy bien. Un día estábamos en el campo del Plus Ultra, hoy Castilla, cuando se acercó un señor de la directiva y me dijo: “Chaval, queremos hablar contigo. Que venga tu padre”.
¿Y qué pasó?
Pues que mi padre no quiso ir y se negó en redondo a que me ficharan. Me dijo que hiciera una carrera, la que quisiera, pero futbolista no. Luego he seguido jugando mucho, pero siempre de aficionado. Como portero he tenido el gran honor de encajar un gol de Puskas.
¡No me diga! Cuente...
Fue durante uno de esos partidillos que organizaba Goyo Benito con veteranos en la antigua Ciudad Deportiva. A Millán Salcedo y a mí nos llamaban para jugar, y un día apareció Pancho con barriga prominente y esos gemelos que parecían jamones. Yo estaba de portero y en esas que Puskas recogió un balón, lo dejó botar y engatilló con la derecha un leñazo que entró por toda la escuadra. Me estiré bien, pero no llegué ni a verla. Todo un honor, siempre que puedo lo cuento.
¿Era usted más tipo Casillas o Diego López?
Tenía un perfil más del tipo Diego López. Un portero sobrio, discreto, callado; sin comunicarme mucho con los defensas, pero buen portero. Con grandes reflejos. La verdad es que tenía una vocación tremenda. No dormía antes de los partidos.
¿Cuál era su ídolo?
García Remón (rotundo). Era el portero más completo y con unos reflejos asombrosos. Para mí un portero tiene que saber mandar sin presionar; jugar concentrado y ser sobrio. No me gustaban los numereros como el Mono Burgos, que montaba demasiado show.
En su condición de portero, ¿cómo ha seguido usted el conflicto surgido en la portería madridista entre Casillas y Diego López?
Bueno lo primero es que no ha habido conflicto entre ellos. Lo que está claro es que los dos son grandes porteros. Yo pienso que Casillas se había relajado un poco por tener el puesto siempre asegurado. Él pensaba que de ahí no le sacaban ni con paños calientes. Y Mourinho decidió darle una lección. Por eso creo que Casillas también tuvo algo de responsabilidad en lo que pasó. Pero esto es un juicio de valor personal.
¿Y si hoy tuviera que elegir a uno de los dos?
Yo sinceramente los alternaría. Les rotaría. No sé por qué los entrenadores no rotan a los porteros. Rotan los banquillos, pero los porteros no. No puedes dejar a un portero sentado todo el puñetero año. Porque al final o se va o se desmoraliza. Y yo creo que el Madrid, hoy por hoy, tiene dos porteros igual de buenos. Independientemente de que a uno le quiera más la gente o sea más famoso.
¿Cómo está viviendo esta nueva etapa del Madrid con Ancelotti?
A mí me gusta. Creo que le va a dar al equipo mucha movilidad. Entiende el fútbol rápido, vivo; con un juego alegre y de toque. Es un tipo muy tranquilo, muy llano y creo que está generando ilusión. Su llegada al Madrid ha sido un acierto.
Aunque ya es historia, no me resisto a preguntarle, ¿qué nota le pone a Mourinho?
Creo que el peor enemigo de Mourinho es Mourinho. Sin ninguna duda. Si no fuera por eso sería un gran entrenador. Yo le pongo un notable. Hay que recordar que el Madrid llegó varias veces a semifinales de Champions y hacía mucho tiempo que eso no ocurría.
Y en esta época de pretemporada, ¿a qué jugador mandaría un motorista con la carta de despido?
Me pone usted en un brete. Porque yo no soy nadie para decir eso. Pero a mi juicio Kaká es un futbolista que ha perdido confianza en sí mismo. Higuaín era el momento perfecto para que se fuera. Y a Benzema le daría una última oportunidad con este nuevo entrenador. Pero la última.
¿A Cristiano lo vendería por cien millones?
¡Nunca! Cristiano es el motor del Real Madrid. Incluso cuando no lo parece. A ese futbolista un gran club como este no le puede dejar marchar.
¿Los chicos de la cantera le convencen? ¿Tienen sitio en este Madrid?
Creo que siempre tienen posibilidades. Por obligación ética y moral de club, hay que hacerlo. Aunque también es cierto que no en cada hornada salen genios.
¿Recuerda la primera vez que fue al Bernabéu?
Lo recuerdo perfectamente. Fue para ver un Real Madrid-Elche. Y lo vi, junto a las banderas, es decir, arriba del todo. Fue impresionante. Les puedo decir que lloré de emoción.
¿Está de acuerdo con los que reprochan a la afición del Bernabéu ser demasiado áspera con su equipo?
No estoy de acuerdo. El Madrid es una afición que por señorío exige. Y si a algún futbolista le parece demasiado, que se vaya a otro sitio a jugar.
Oiga y a la hora de hacer humor, ¿quiénes han sido los futbolistas a los que más partido ha sacado?
Tengo debilidad por Emilio Butragueño. Pero Juanito, que en paz descanse, tenía mucha gracia. Como corría, como celebraba los goles; lo exagerado que era. Era una especie de macarrilla de barrio cachondo. Y Emilio es justamente lo contrario: serio, parco, soso. Para imitarles eran los mejores. Y jamás se enfadaban.
¿En qué momento abandona su carrera deportiva y se decanta por el teatro?
La verdad es que yo tenía doble vocación: portero/actor. Pero mi padre no me dejó ser portero y tampoco actor. Así que con 17 años y una moneda de 50 pesetas en el bolsillo me fui de casa y lo primero que hice fue en el año 74 una comedia musical llamada Godspell, que tuvo gran éxito. Allí estaban también Juan Ribó, Pep Muné y mucha otra gente. Ahí empezó todo el jaleo.
Y un buen aficionado al fútbol como usted, ¿qué tal lleva los días de partido desde las tablas de un teatro?
Se lleva muy mal. De los partidos importantes, me he perdido el 90 por ciento. Yo trabajo casi el cien por cien de los fines de semana del año. Lo que es muy agradecido es que esos días el patio de butacas se llena de mujeres y se ríen más, aplauden mucho.
De todas formas bajará la taquilla. ¿El fútbol es enemigo del teatro?
Para nada. Y me alegra mucho decirlo. Siempre se ha dicho que el fútbol hacía daño al teatro. Bueno, pues cada vez menos. También hay que decir que la gente que iba al cine, ahora ya no va al cine. Que también es una desgracia. Pero la gente sí sigue yendo a ver espectáculos en directo. Y se están haciendo muchas versiones de cine en el teatro. Les diré que quitando un Madrid-Barça ya no hay partidos que se noten en taquilla.
¿El teatro está salvando los muebles a pesar de la crisis?
Sí, pero también hay que recordar que las compañías se han tenido que reinventar. Es decir, ya hay muy pocas con catorce o quince actores. Lo máximo son seis y de ahí a menos. Nosotros no tenemos ayudas de nadie. Dicho esto yo le pido al Gobierno, a Montoro: ¡bajen de una vez el IVA! Están machacando a la cultura.
Volvamos al fútbol, ¿lo sigue con especial intensidad?
No creo que me de un infarto viendo un partido. Me gusta mucho pero me lo tomo con mucha calma. Y cada vez me gusta más verlo por la tele.
¿Y su mujer y sus novias eran todas madridistas o las convertía con sus encantos?
Pues la verdad es que ninguna era muy futbolera, ja, ja, pero desde luego cuando venían a ver un partido del Madrid todas aplaudían como locas. Lo pasaban bien conmigo. Mi técnica era muy sencilla: siempre las he hecho reír. Y además inconscientemente, sin quererlo. Desde entonces tengo claro que a la mujer se la conquista por la risa. Ahora este arma se me da peor, porque ya no la utilizo, je, je.
Cuéntenos un poco cómo anda de trabajo.
Bueno tengo una compañía de teatro, con dos socios y producimos nuestras obras. Llevamos cuatro años haciendo La cena de los idiotas, hemos estado de gira por toda España y ahora volvemos a Madrid al teatro Rialto de la Gran Vía el próximo 28 de agosto. Es nuestra cuarta temporada.
Y usted que es el jefe de la compañía, ¿por qué no se ha reservado el papel del idiota que es el gran protagonista?
Evidentemente yo podía elegir papeles. Eso está clarísimo. Al principio dije: voy a hacer del idiota. Pero luego me di cuenta que el idiota tiene que tener un físico muy especial. En cuanto aparezca por la puerta la gente tiene que decir: “Ese es el idiota”. Yo puedo ser idiota, pero tengo aspecto de galán cómico. En fin que no doy el tipo.
¿Y esto se lo decía usted al candidato al papel?
Desde luego. Se lo dije a Agustín Jiménez: Mira, tú tienes pinta de idiota. Y el que lo hace ahora, David Fernández, igual. Y les parece bien. Son dos tíos estupendos. Con enorme bis cómica.
Ahora que está esperando a estrenar en Madrid y que no tiene que ensayar después de cuatro años, ¿a qué se dedica Josema Yuste?
He terminado la gira hace cuatro días como quien dice. Ahora me voy de vacaciones a Palma de Mallorca y mi secreto, lo que más me gusta, es jugar al golf. Procuro hacerlo todos los días. Me levanto muy pronto, me voy a jugar al golf y a las once estoy listo para lo que sea. No me gusta perder el tiempo.
No le hemos preguntado por Martes y 13...
Les voy a confesar una cosa: es la primera entrevista de mi vida profesional que no me han preguntado por Martes y 13. Y llevo 35 años. Tienen ustedes ese honor y ese mérito. Ahora, si me preguntan, con mucho gusto contesto…
Déjelo, otro día.