El Barcelona fue sólo un sparring

Hubo un tiempo en el que los equipos que se enfrentaban al Barcelona en pretemporada eran meros sparrings. Piedras de toque para afinar la filarmónica. Por cuestiones médicas, de calendario o por confiar la confección de la pretemporada a un patoso del quince, el Barça ha pasado de probador a probado. El partido de ayer en el Allianz Arena debe de computarse en el haber del hastag #graciasPep, porque si el Bayern se esfuerza un poco, le hace un roto al Barça descomunal. Ganaron los alemanes por 2-0 y dieron la sensación de que si se ponen, hubieran ganado por ocho. Con decirles que Oier Olazabal acabó de capitán del Barça está todo dicho. El contrato de este amistoso debería estar en una vitrina del Museu. Del Bayern, claro.

No puede tenerse en cuenta este partido para sacar conclusión alguna en clave barcelonista. Acudir a Múnich fue un suicidio ejemplar que quedó minimizado porque el Bayern se lo tomó como si el Barça fuera el equipo de camareros de Papendal que alegremente aceptaba las goleadas del equipo de Cruyff y compañía en los 90 . Para los de Guardiola lo de ayer fue un entrenamiento, para Nike y Adidas un anuncio para exhibir nuevas equipaciones y para Sandro Rosell, un mal rato que se ahorró porque pudo escaparse por la gatera.

De la poca seriedad del acontecimiento puede que el público hiciera la ola desde el primer minuto y que Philip Lahm marcara el primer gol del partido rematando de cabeza desde el área pequeña. Seguramente, el primer gol de cabeza de su vida y el 17 de su extensa carrera. Señal de que con Guardiola en el banquillo, o se vuelve tarumba o gana el Balón de Oro.

Del Barça poco puede decirse. Y de lo poco, casi nada bueno. Que Song va pasado de peso, que Montoya no parece enterarse de que tiene ante sí la ocasión de su vida, lo mismo para Bartra, que Alexis sigue de vacaciones y que Mascherano refrendó la idea de que hay que fichar un central como sea. En lo positivo, que Messi, andando creó peligro y que Tello sigue siendo descarado. Más allá de esta sensación, sólo queda agradecerle a Guardiola que no hincara el colmillo en un Barça muy tierno. Martino tiene mucho trabajo por delante. Su primera misión será la de convencer al Barça de que no es un sparring.