Amplían la chapuza

La Junta de accionistas del Racing cumplió con los pronósticos. Aprobó, con el rodillo de los votos de Alí Syed, la ampliación de 4,5 millones de euros tal y como estaba previsto, y también, como estaba previsto, fue una chapuza de un calibre mayúsculo. Con decir que el Consejo de administración y la auditora Rocío Díez-Andino, de Olszewski auditores, fueron capaces de presentar unas cuentas en las que había en el activo un error de casi un millón de euros, está casi todo dicho. Cuando Bernardo Colsa les acusó de falsear las cuentas, la auditora se quedó blanca, se llevó las manos a la boca y acabó, balbuceando, tildando de 'errata' el asunto. Harry, fiel a su estilo, lo oyó como el que oye llover.

En medio del escándalo por el intento de fraude, varios accionistas pidieron la suspensión de la Junta hasta que se entregaran unas cuentas fieles a la realidad y se pudieran estudiar. Pues no, Carlos Aís, el nuevo secretario, demostró tener madera para formar parte del equipo de Pernía: tiró para adelante. Con un balance falso ("se incorporará al acta el correcto") se aprobaron tanto las cuentas como la operación acordeón únicamente con los votos del Consejo. Nadie más les apoyó.

De todo. A lo largo de la Junta hubo, como no, gritos, insultos, amenazas, conatos de pelea y, finalmente, abandono de la Junta por parte de los accionistas minoritarios.

Ya el inicio fue aberrante puesto que los poderes de Alí a Harry se los da una empresa, quebrada, por cierto, 'WGA Assets&wealth management', que no es accionista del Racing, ya que quién compró (y no pagó) la mayoría del club es 'WGA Sport Verein'. A la notaria, una vez más, todo le dio igual y el propio Ángel Lavín fue quién aprobó su presencia en la sala. Colsa anunció que están estudiando pedir en el juzgado la liquidación de la sociedad. Montalvo, por su parte, va a pedir la anulación de la Junta de accionistas.