Hola a Valverde, amante del ataque y la estabilidad

Ernesto Valverde regresa al Athletic una década después. En su día, dejó un sello de fútbol de ataque y estabilidad del grupo, justo lo que quizás persigue ahora la junta. Ha pasado duros exámenes en Espanyol, Villarreal, Olympiacos y Valencia. Tres sobresalientes y un suspenso en El Madrigal. Excelentes notas.

Su manual táctico ha evolucionado. Txingurri, que accedió al puesto de entrenador del Athletic al morir Javier Uria de la mano de Andoni Zubizarreta, no salía del 4-4-2. Su fútbol tiene ahora una variante, el 4-2-3-1. Siempre le ha gustado robar y dar el primer pase adelante. Algo que, por ejemplo, ha encajado de cine en Mestalla y no en Villarreal, donde se exigía un fútbol más masticado desde el paso de Pellegrini.

Lo que no gusta a Valverde son las altisonancias, Menos aún los sucesos extradeportivos, como los que vivió en sus propias carnes en la eliminatoria de UEFA ante el Austria de Viena. De ahí que lo pasase mal en su final en el Athletic, cuando se sintió despreciado por Fernando Lamikiz.

El vitoriano de origen cacereño logró una clasificación europea y un acceso a la semifinal de Copa que perdió por penaltis ante el Betis. Llega para estrenar el nuevo San Mamés, todo un aliciente. Y lo hace con la idea de sacarse la espina, de intentar lograr el título que tanto se le resiste al club desde la etapa de Javier Clemente.

Valverde, que firmará dos años por el Athletic, llegará con un ayudante bajo el brazo, Jon Aspiazu. Habrá que ver quiénes son su entrenador de porteros y el preparador físico. Txingurri ya estuvo a punto de ser baza electoral de Urrutia antes que Bielsa. Sin embargo, el lekeitiarra no tenía claro presentarse a la presidencia y recomendó a Valverde que aceptase la oferta del Olympiacos.

Apenas un puñado de futbolistas de la actual plantilla han estado bajo sus órdenes. Se trata de Iraola, Gurpegui e Iraizoz, al que entrenó en el Espanyol.