Debuta en el Alevín de Fútbol 7... ¿Sensaciones? Muchas. Me vienen recuerdos de cuando empecé... Fue así, no a este nivel, en un campo así, pero sí esta categoría... ¿Recuerdos como cuáles? De cuando jugaba en Argentina e íbamos a campos de Primera... Estaban vacíos, pero los veías gigantes. O cuando nos cambiábamos en el vestuario de los grandes... Era único.¿Tardó mucho en decir sí cuando se lo ofrecieron? Me llamó Nacho Aranda: “Oye, Gustavo, que habíamos pensado en...”. No le dejé ni terminar la frase. Estoy muy agradecido a Canal+ por la oportunidad de contar partidos cada fin de semana y de hacerme ahora el regalo de comentar este torneo.¿Qué le gusta más? El rigor táctico. Los equipos están muy bien trabajados. Y el desparpajo de los chicos... Me llama mucho la atención cómo celebran los goles. ¡Nos van copiando exactito! Por eso es vital que los futbolistas demos siempre una buena imagen. Hay partidos todo el día, de sol a sol y casi sin descanso... Tú lo disfrutas y ellos, imagínate... ¡Yo cuando tenía ocho años podía jugar todo el día que no me cansaba nunca! Juegan con una ilusión tremenda. Y en este campo que está buenísimo, con la afición, la tele, la familia... Es un espectáculo divino.¿Alguna grata sorpresa? El Espanyol tiene un equipazo. Y el Levante... ¡Juega igual que el primer equipo! Son prototipos de los profesionales. ¡Es fantástico! Aquí sólo te dan ganas de volver a ser un niño. Iniesta, Piqué, Torres... Muchos empezaron aquí... Es cantera del fútbol español. Y es un privilegio poder contarlo. Aparte, uno tiene hijos y ves su ilusión. Y cómo les educan para competir y no sólo ganar. Es tan limpio y natural... Se retiró en 2008 y en seguida saltó a la cabina de Canal+... Yo amo el fútbol y así sigo haciendo lo que me gusta día a día. No tengo ni edad ni físico para jugarlo, pero como exfutbolista le transmites al espectador tus experiencias, las sensaciones que se viven dentro del campo, y eso es muy bonito. Zaragoza, su primer equipo acá. Celta, del que es emblema. Los dos se la jugaban en la última jornada... Fue complicado. Pero uno se debe a su trabajo. Ha de ser imparcial. El Celta dos jornadas antes lo tenía dificilísimo, pero si ganaba en la última tenía chances. Y fue lo que pasó. Ganó en el momento clave. Eso fue lo que no hicieron los demás. ¿Dónde se vive peor una última jornada así: en la cabina o en el césped? Es mejor vivirla desde la cabina. En el césped es terrible. Lo dejas todo. La piel, el alma. Sabes que hay muchísimos corazones sufriendo a la par que el tuyo... Y cuando termina, sientes un vacío tremendo. Es tremendo.