DEPORTIVO 0 - ATLÉTICO 0
El Atlético asegura la Champions en un final polémico
El Deportivo reclamó dos penaltis, uno en la última acción del partido, y el Atlético protestó un gol anulado a Godín poco antes.
Empate que deja a ambos con media sonrisa. O se la dejaría si no se hubieran marchado los dos jurando en hebreo sobre el árbitro, un gol anulado a Godín en el 89’ y un aparente penalti muy protestado por el Depor en el 93’ aún muy frescos en la memoria. Pero el punto deja al Depor fuera de descenso y clasifica al Atlético matemáticamente para la Champions. Les queda trabajo, eso sí, a los de Vázquez porque el margen es mínimo y a los del Cholo porque el objetivo es el tercer puesto y ese no está aún asegurado. Vistos los 20 minutos que regaló en Riazor, Óliver ayudaría mucho a atarlo.
Pero hasta que el Cholo decidió intentar ganar, el partido fue un lento transcurrir de 70 minutos soporíferos en los que sólo dos hombres, Valerón y Adrián, no jugaban con los ojos vendados. El canario debería ser patrimonio de la humanidad, aunque sus 37 años cuentan menos que en otros pues ya con 20 jugaba como un treintañero. Su agilidad está en el cerebro. Por desgracia, sin Pizzi, se quedó sin socios, un junco esquivando torpedos. Es capaz de mucho, pero no de todo. En cuanto a Adrián, su despertar parece completo. Gran noticia para la final de Copa.
Las ocasiones fueron accidentes. Un doble fallo de Miranda y Godín, centrales por algo, al intentar rematar a bocajarro una falta lanzada por Gabi, un penalti no pitado de Miranda al revoltoso Bruno Gama y una gran arrancada de Adrián, puro 2012, mal cabeceada por Falcao. Poca cosa.
Casi lo más llamativo de la primera parte fueron las nuevas botas de Falcao. Les diría que son indescriptibles, pero como es mi trabajo lo voy a intentar: blancas con topos de distintos tamaños y matices de rosa, del fucsia al vestidito de bebe cursi, más de Feria de Abril que de Champions. El Tigre convertido en la Pantera Rosa. Veleidades del fútbol moderno...
Y la segunda mitad seguía por el mismo camino hasta que a Simeone le dio un ataque kamikaze (para él) y decidió meter en el campo a Arda, el Jesucristo hipster, y a Óliver para acompañar a Adrián. Tres jugones y Falcao. Un despendole. No fue casualidad, pues, que el Atleti comenzase a rodear a Aranzubia, con Óliver como líder. No le quedan grande los galones. Quiere el balón, sabe qué debe hacer con él y también cómo tiene que hacerlo. Tres cualidades que, aunque aparentemente simples, no abundan en el Atleti.
En los nueve minutos que coincidieron los tres, los rojiblancos vivieron en campo contrario. Un mal control de Falcao solo en el área, un tirazo de Gabi al larguero y varias llegadas a línea de fondo debieron parecer demasiada verbena a Simeone que quitó a Adrián para meter a Saúl, otro mediocentro. El cambio tuvo el efecto esperado: paso atrás y regreso a la rutina.
Y cuando todo se dirigía hacia un plácido 0-0 con los bostezos propios de la hora, Ayza Gámez y sus ayudantes se pusieron en plan fiebre del sábado noche; los focos a mí. En el 89’, Godín marcó tras una falta lateral de Arda, pero el gol fue anulado por fuera de juego. No lo era cuando sacó el turco y todo depende de un supuesto toque previo de Miranda, tan sutil que ni la televisión aclara. Cuando dejó de quejarse el Atleti, le tocó al Depor, en una contra clara que acabó (error) en Evaldo, cuyo remate parece dar en el brazo de Juanfran. Miró a otro lado. Y así, entre protestas, vuelve el Atleti a la Champions. Ahora le queda convertir el buen año en sublime: el tercer puesto y la Copa le esperan.