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VALENCIA 4- OSASUNA 0

El Valencia mete presión a Osasuna... y a la Real Sociedad

Victoria fácil de los de Valverde, que se colocan a dos de la Champions (con un partido más), y los de Mendilibar se van de Mestalla con el miedo en el cuerpo.

Los jugadores del Valencia felicitan a Banega tras su golazod e falta.
Los jugadores del Valencia felicitan a Banega tras su golazod e falta.Kai FörsterlingEFE

Al Valencia no le queda otra cosa que hacer en esta Liga que ganar sus partidos y esperar a que lo que haga la Real Sociedad. Y en esas está. Cómodo triunfo ante Osasuna y el lunes a ver cómo se las gasta el Getafe contra los donostiarras. Se colocan los ché a dos puntos de la Champions, distancia ficticia hasta que juegue su partido la Real, aunque por presionarles que no quede. Y presión es precisamente lo que tienen ahora los de Mendilibar. Osasuna se marchó de Mestalla con el miedo en el cuerpo por el túnel en el que se está metiendo, mejor dicho, en el que está metido.

Roberto Soldado y Ricardo Costa dieron por finiquitada la tarde de fútbol en Mestalla cuando alguno en su casa ni se habría despertado de la siesta. Quizás hasta alguien de la grada se pegó una cabezacita de media hora. Porque el partido comenzó espeso. A lo chocolate de taza. El de la abuela. A los de Valverde le faltaba una marcha. El Valencia convertía hasta los saques de banda en un proceso eterno. Y eso hacía que Osasuna se sintiera realizado. Seguro de su colocación en el campo. Pero ya avisó Mendilibar que a Soldado los suyos deberían atarle del palo de la portería y en la primera que le dejaron suelto, mordisco.

Soldado va de récord esta temporada. Con el de ayer suma 19 goles en Liga, su mejor registro en Primera División. Bestia negra de Osasuna este curso. Cuatro partidos, cuatro goles, uno por enfrentamiento. El capitán ché aprovechó una gran cabalgada de Guardado (incisivo el mexicano de principio a fin), un buen remate de Jonas y una inusual pifia de Andrés Fernández, que le dejó el balón en los pies y con empujarla tuvo bastante Soldado. Valverde le sustituyó en la recta final con miras a no perderle ante el Rayo como lo hará Jonas por tarjetas y la ovación del público de Mestalla fue cerrada, de las dedicadas a quien hace el partido de su vida, que no fue el caso, o hacia aquel que sienten su murciélago, que tiene pinta de serlo.

Lo dicho, ese gol de Soldado resquebrajó a Osasuna. Ya no fue el mismo equipo. Ni Del Cerro Grande le ayudó a volver a serlo. Digamos que Ricardo Costa, que celebró su reciente renovación con su cuarto gol del curso, les dio el último capotazo y el colegiado, la puntilla. Se equivocó el madrileño en la expulsión de Arribas. No por mostrarle la roja sino por apreciar falta cuando no la hubo. Soldado le había ganado la espalda y el sitio y se iba solo hacia Andrés Fernández, pero Arribas no fue quien le tiró al suelo. En favor del árbitro apuntar que lo fácil es decirlo una vez vista la repetición de televisión, porque viéndola en directo se entendiendo más su error.

Para colmo de males de Osasuna, la acción en cuestión fue lo más parecido a un penalti y expulsión, aunque sin serlo. Banega ejecutó la falta al borde del área a la perfección y puso el tercero en el casillero ché. Pudo y no quiso el Valencia darse un mayor festín a costa de Osasuna. Principalmente porque Timor dejó a los suyos con nueve. Solo al final, en el último suspiro, llegó el cuarto gol ché. Jonas aumentó sus registros de penalti.