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RACING 1 - BARCELONA B 2

El Barça remonta y complica la permanencia al Racing

Dos goles de Rafinha hicieron estéril el conseguido por Assulin. Los de Eusebio consiguieron la victoria en el 87'. El Racing, una semana más en descenso.

Santander
El Barcelona celebra un gol al Racing.
El Barcelona celebra un gol al Racing.Nacho Cubero

El Racing mereció ganar. El Racing perdonó no menos de media docena de claras ocasiones de gol. El Racing perdió. ¿Les suena? Pues sí, sólo que esta vez fue como las orquestas de romería, la misma pero más fuerte.

Los primeros 20 minutos del equipo de Menéndez fue de lo mejor que se ha visto este año (tampoco estaba muy alto el listón, la verdad), intenso, agresivo, valiente, robando en cancha rival... Se comieron de salida a los de Eusebio, que en esos momentos parecían una triste imitación del Barça: posesión, sí, pero ridícula ya que la presión del Racing les robaba una y otra vez al tercer o cuarto pase y generaba peligro automático. Al cuarto de hora el resultado no solo justo, sino lógico, hubiera sido 3-0. Jairo por dos veces, Koné, Assulin y Bocanegra estuvieron a punto de mojar en ese arranque explosivo. Fallaron. Sólo Assulin, tras una gran jugada del auténtico Jairo, del que desborda por potencia, pudo adelantar a su equipo.
Luego, hay que reconocerlo, el resto del partido no fue lo mismo. El Racing siguió queriendo más que el Barça, teniendo incluso más ocasiones, pero ya no pudo aguantar su propio envite. La falta de piernas hizo que ya no se robara tan arriba y que los culés pudieran dormir en partido con su habitual estilo sobón, pero sin la brillantez que dan los cracks.

El Racing falló ante la portería, todos menos Juanmi, que ni está ni se le espera, tiró al poste, le anularon un gol (era fuera de juego, pero lo enmerdó el linier con una actitud incomprensible) y mereció, pese al bajón físico, ganar. Por corazón y por fútbol. El Barça tiró tres veces y marcó dos. También es verdad que antes de la sentencia la sensación era que los catalanes podían matar a la contra. Lo evitaron, soberbios atrás, Martí Crespí y Bocanegra.