Javier Aguirre pide que no le desmantelen la plantilla

Pasadas las cuatro de la tarde, un rincón del centro de Barcelona -más bullicioso aún que de costumbre ayer, con motivo de la Diada de Sant Jordi- estallaba en aplausos. Era la confluencia de Rambla Catalunya con calle Valencia, lugar seleccionado por el Espanyol para situar su stand por segundo año consecutivo. Un éxito, con firmas de libros, de autógrafos por parte de futbolistas, de reparto de 3.000 rosas entre socias y de venta de camisetas, más de 500. Pero, sobre todo, el éxito de Javier Aguirre. Esos citados aplausos eran para el artífice de la permanencia y de los actuales sueños europeos. Y pueden estar tranquilos los seguidores, porque todo apunta a que renovará por una temporada más.

El mexicano se pasó más de hora y media firmando autógrafos, la culminación del primer Sant Jordi que vivía en Barcelona y que compartió con su esposa y uno de sus hijos. También acudió su agente, Pere Artigas, quien coincidió con el director deportivo del Espanyol, Óscar Perarnau. Todavía no se han reunido para sentar las bases de la renovación, ni lo harán esta misma semana. Pero la entente es casi total. El club ya sabe cuál es la principal condición deportiva de Aguirre: que no le desmantelen la plantilla. Entiende el entrenador que se produzca la venta de algún jugador importante, puesto que la entidad va necesitada de liquidez y él lo sabe, pero su exigencia es mantener la base actual para evitar que se repita su peor experiencia en la Liga: la que experimentó hace dos veranos en el Zaragoza, al que salvó y cuya directiva cambió a buena parte de la plantilla durante las vacaciones del técnico.

Sin prisa. El entorno de Aguirre tampoco tiene prisa. Entienden que, pese a que se consensuó que se reunirían tras certificar la permanencia, el equipo se ha enrocado en un nuevo e inesperado reto, Europa, por lo que la cumbre será como pronto después del Espanyol-Granada.

Entre las muchas muestras de cariño recibidas ayer por Aguirre, destacaron dos aficionados que le regalaron sendas botellas de cava o numerosas socias que le agradecieron su labor: "Lo pasamos muy mal y gracias a usted estamos bien", "gracias y quédese" o "felicidades por sacar al equipo adelante". O, como le indicó Ricardo Fernández, responsable de la Curva: "Vamos a por Europa". "¡Pues claro!", le contestó Aguirre, mientras se marchaba.