¿A qué se dedica Jordi Lardín? Soy el director del fútbol base del Espanyol.
Participó con España en Atlanta'96 y fue internacional con Clemente Jordi Lardín (Manresa, Barcelona, 4-6-1973), en su trayectoria en Primera jugó, entre el Espanyol y el Atlético, 200 partidos de Liga y marcó 44 goles. También puede presumir de haber sido internacional. Speedy, como le apodaron en Sarrià (por su velocidad), participó en los Juegos Olímpicos de Atlanta (1996), en los que España, en la que estaban también ilustres como Raúl, De la peña, Mendieta o Karanka, no pudo pasar de los cuartos de final al caer derrotada ante la Argentina de Simeone, Gallardo, 'Piojo' López, 'Burrito' Ortega, Hernán Crespo, etc. Meses después, Jaiver Clemente, que también lideró aquella Selección olímpica junto con Andoni Goikoetxea, le llamó para la Absoluta: sólo disputó tres partidos con La Roja, debutando en un amistoso ante Rumanía (también lo hizo aquel día Joseba Etxeberria), el 19-11-1997.
¿Cómo surge la posibilidad de volver al club muchos años después de haberlo dejado como futbolista? Yo estaba trabajando con Chus Medina, mi representante de siempre, y cuando Joan Collet fue a presentar su candidatura a la presidencia del Espanyol me llamó, me presentó el proyecto y acepté con sumo orgullo. Desde noviembre estamos trabajando por el maravilloso reto de convertir a la cantera del Espanyol, que siempre ha tenido su prestigio, en la mejor de España y de la historia del club.
Quien mejor que usted para dirigir la cantera del Espanyol: ha sido uno de los mejores de las categorías inferiores pericas. En ese sentido, a José Antonio Camacho le debo bastante, porque me dio continuidad y confianza, muy importante para un canterano.
Tras cinco años en el primer equipo del Espanyol, el Atlético le fichó por más de 1.300 millones de pesetas (casi nueve millones de euros). ¿Sintió presión por el alto coste del fichaje y por llegar al equipo post-doblete con la exigencia que ello conllevaba? No, todo lo contrario, es una de las mejores experiencias que he vivido en mi carrera. Para el Espanyol, el dinero fue una tabla de salvación y para mí, un gran reto que no salió todo lo bien que yo esperaba.
¿Por qué? Llegué en una época convulsa del Atlético, en el que se sucedían los entrenadores rápidamente y se compraban jugadores como si nada: cada año llegaban cinco o seis nuevos y el proyecto del año anterior se trabajaba poco por mantenerlo, había prisa por conseguir títulos después del doblete; yo tampoco estaba en mi mejor época personal... Se juntó un poco todo.
A los pocos meses de llegar al Atlético, tuvo un accidente de tráfico gravísimo. ¿Cómo afectó en su rendimiento? Menos de lo que la gente dijo. No es cierto que fui uno antes y otro después del accidente. De hecho, a los seis días estaba me estaba entrenando, a las dos semanas estaba jugando y semanas después fui internacional absoluto.
Hay que decir que antes de fichar por el Atlético estuvo muy cerca del Real Madrid... Y en varias ocasiones. La última fue ya habiendo firmado por el Atlético: después de un partido ante el Madrid, se montó una reunión en el Asador de Roa (Ourense) entre Heynckes, Santos Márquez y yo, que fui engañado porque pensaba que era para otro asunto, y me plantearon la posibilidad de irme al Madrid, pero les dije que ya me había comprometido con el Atleti.
En el Atlético estuvo tres años y en 2000 vivió uno de los peores momentos de la carrera de un futbolista: un descenso. ¿Cómo explica que con aquella plantilla el Atlético bajara a Segunda? Teníamos un equipo para jugar Champions. Fue una temporada mala en el plano general y también en mi caso particular. Coincidió que el Atlético tuvo uno de los peores entrenadores de mi carrera, Ranieri, que implantó un método de trabajo que no cuajó en el equipo, su forma de ser tampoco. Además, se dio la circunstancia de que a los Gil les apartaron de la dirección del Atlético y entró un administrador judicial, lo que provocó un estado de sitio en el club; el nerviosismo apareció y consecuencia de ello llegaron los malos resultados y un lamentable final.
Volvió al Espanyol, donde estuvo un año, y al siguiente se fue cedido al Xerez. Con 30 años llegó a decir que el fútbol le hastiaba. ¿Por qué? Yo tengo un carácter en el que necesito sentirme importante, sino no disfruto y ya no rindo. Por eso, después de mi estancia en el Xerez, decido dejar el fútbol profesional y jugar para divertirme, y me voy al equipo de mi pueblo, al Esparreguera.
Y después, casi ya retirado, el Leganés le repescó para el fútbol. Me convenció mi amigo Raúl Arribas, que era el portero del Leganés y con el coincidí muchos años en el Espanyol. Era un proyecto bonito, después de la etapa de los argentinos, me divertí mucho, y la lástima fue que nos quedamos fuera del playoff de ascenso a Segunda en la última jornada.
Oiga, ¿qué hay de cierto en la fama de trasnochador y juerguista que le ha precedido? De juerga he salido como todos mis compañeros, pero ya sabe que cuando los resultados van bien, nada de eso sale a la luz, y si sale, no se le da importancia, pero cuando las cosas van mal... A mí me acusaron, entre otras razones, porque yo no me escondía: siempre dije que cuando tenía mi día libre, me iba a tomar una copa, ganara o perdiera. Ahora que tengo mi vida hecha y organizada entiendo que cuando los resultados van mal, se intenten buscar culpables.
Dos preguntas de actualidad del Espanyol. La primera: ¿Renovará Aguirre? Por cómo lo está haciendo en el equipo, lo merece, pero después tendrá que haber acuerdo entre sus exigencias y lo que pretende el club.
La segunda: ¿Ve al equipo jugando en Europa la próxima temporada? Tal y como es la inercia del equipo, no es descartable, pero no es ahora nuestra obsesión.
Y la última: No sé si es una obviedad, pero ¿cómo ve la vuelta de las semifinales de la Champions? Muy difícil, por no decir imposible. El gol del Madrid quizás le da alguna posibilidad, pero tanto el Bayern como el Borussia se han mostrado muy superiores.
Gracias. A ustedes.