Necesitaba el Atleti un partido así. Goleada inapelable, estadio lleno, ventaja intacta, Falcao resucitado... El Granada, equipo que sería mucho más feliz si al fútbol se jugase sin áreas, llegó en el momento exacto al Manzanares, última fiesta universitaria antes de que la vida se ponga seria. Muy seria. Le esperan en cadena el Sevilla, el Madrid, el renacido Depor, el Barça y la final de Copa. Un mes de locos que no admitía una entrada titubeante tras un nuevo tropezón. Lo evitó con soltura.
El escenario era perfecto. El fútbol a las 5 de la tarde tiene siempre un plus, aún más en primavera y en un Calderón abarrotado por el Día del Niño, iniciativa a aplaudir. Simeone, agotada su paciencia con Adrián, puso su gotita de arena a la animación metiendo al Cebolla en el puesto de Arda. El uruguayo es como las películas de acción de Hollywood: a veces no tiene ningún sentido, otras es ruido sin nueces, pero jamás le falta el ritmo ni el espectáculo. Y resulta difícil dejar de mirarle; imposible si, como ayer, sus carreras llevan a algún sitio.
Si el Cebolla puso el ritmo, Koke puso el juego . Como mediocentro, su puesto habitual hasta que llegó al primer equipo, el canterano le dio al juego del Atleti el sentido que a menudo le falta en mediocampo. Sería fabuloso para el Cholo que Koke se afianzase en ese puesto, sumando talento ahí y abriendo un puesto en la línea de mediapuntas para Diego, Leo Baptistao o cualquiera de los refuerzos que se esperan. Tres pases de gol dejó su precisa pierna derecha, el primero a los 5 minutos, un centro al corazón del área que cabeceó Diego Costa dejando en evidencia a Roberto y Angulo. Los seis últimos goles del brasileño en la Liga han llegado tras asistencia de Koke. Qué se besen.
El Granada reaccionó bien al golpe. Es un equipo que promete más de lo que da, con jugadores de calidad y cierto gusto, pero que se pone histérico como una adolescente ñoña en un concierto de Bieber cada vez que el balón llega a las áreas. Blando detrás, ciego delante, el descenso vuelve a acecharle . Lo contrario que el Atleti, defensa impecable y pegada recuperada gracias a que Falcao volvió a ser Falcao.
Marcó el 2-0 tras una contra fabulosa: Cebolla, Costa, Tigre, en un suspiro . La posición del colombiano era dudosa, como la de Raúl García en un gol anulado previamente. Probablemente el línea se equivocó en ambas, pero ambas acciones fueron muy justas. Sin aspavientos, el Atleti se fue al descanso con los deberes hechos.
La verbena llegó en la segunda parte. Falcao dio por cerrada su hibernación y marcó el tercero en el 47’ tras una falta sacada por Koke y fatal defendida por Rico. El Tigre buscó con ahínco el hat trick y, aunque no llegó, se vio de nuevo al depredador que conocíamos. Justo a tiempo. Raúl García, que había avisado con una doble ocasión desbaratada por Roberto y el poste, aprovechó otra alianza entre la diestra de Koke y la defensa del Granada para hacer el cuarto en el 63’.
Cerró la goleada Filipe, definiendo con sutileza de mediapunta un pase de Adrián. Y aún le dio tiempo al Calderón para disfrutar de varios detallazos de Óliver y del debut de Insúa , que no eran los padres. Felicidad completa antes de la batalla final. El Atleti está preparado.