CELTA-BARCELONA
París pasa por Vigo
Abidal vuelve a una lista un año y dos meses después del trasplante. Tito dirigió la sesión, pero no viajó a Vigo. Se le espera en París.
Con 13 puntos de ventaja sobre el segundo clasificado; la defensa cogida con alfileres; a seis partidos de ganar la Liga de los diez que quedan; tras los palizones varios a beneficio de la FIFA y a tres días de los cuartos de final de la Champions, que nadie en Vigo espere la versión Premium del Barça. En Balaídos le va a tocar sacar las castañas del fuego a la segunda unidad del equipo con ilustres aportaciones del estilo Piqué o Fàbregas.
El resto del equipo se fundamentará en suplentes y meritorios más la presencia de Abidal en la convocatoria. El francés regresa a una lista de convocados un año y dos meses después de haberse sometido a un trasplante de hígado.
En teoría, se presentaría ocasión pintiparada para un Celta con el agua al cuello. Mejor pintarían las cosas si las bajas no azotaran al Celta y si Iago Aspas hubiera tenido la cabeza en su sitio en el último partido y la hubiera utilizado para pensar en vez de usarla como ariete ante Marchena con la propina de cuatro partidos de sanción.
El Barça, que probablemente se toma la parada de Vigo como una escala hacia París, donde se le cuecen las habas de la temporada, ha visto como se equilibran las cosas. Lo más probable, es que entre bajas y renqueantes, el equipo que deba defender el liderato sea de circunstancias.
Ante las bajas de uno y otro bando, el factor moral del partido va a tener mucho que decir en el envite. Los locales, están en una situación en la que cada punto en disputa es una conquista. No pueden renunciar a ninguno. Y menos en casa. Ahí estará su fuerza.
Por su parte, en el Barça, el dóping moral del retorno de Abidal hará que el equipo se anime en la recta final.