Athletic
El argentino Marcelo Bielsa cae en mitad de la pasión rojiblanca
Con las vacaciones el ambiente en estas fechas es diferente y la mayor parte de los que acuden a las sesiones no se van satisfechos si no cazan una fotografía para el recuerdo.
La mañana anunciaba sonrisas. Y se pudo comprobar bien pronto. Alrededor de medio millar de hinchas desafiaron una jornada plomiza, con niebla y exceso de humedad, para acercarse a Lezama y seguir las evoluciones de la primera plantilla. Puntuales, los aficionados fueron cogiendo sitio en los límites del terreno de juego. No importó que los leones tardasen en saltar al campo casi media hora, que fue lo que emplearon para completar el calentamiento en el pabellón cubierto. La hilera de jugadores se dejó ver en el exterior y se escucharon hasta aplausos. Algún futbolista hasta se asombró del exceso de cariño.
El afecto de la grada continuó al término de la sesión con una secuencia muy curiosa: Bielsa dejaba el campo de entrenamiento camino del vestuario cuando un niño se acercó a saludarle. El chaval no quedo ahí porque le regaló una bolsa de snacks. El argentino se la devolvió al instante con una sonrisa.
El tiempo que tardó el argentino en el cordial intercambio de saludos con el pequeño animó a los que habían acudido a Lezama con ganas de tener fotografías de recuerdo a acercarse hacia la zona restringida. Bielsa se percató de la marea que había por allí y les pidió un minuto para volver. Hubo quien pensó que lo estaba haciendo para ganar tiempo y escabullirse...Pero no, un par de minutos más tarde apareció. Se sentó en uno de los bancos de piedra que hay junto al edificio principal y posó con niños y mayores.
Los más pequeños recibían un abrazo de recompensa y los talluditos, que siempre hay gente para todo, se colocaban a su lado con la misma pasión del que acude a la alfombra roja del Zinemaldia para casi oler a Richard Gere o el que recientemente casi ha hecho noche en la Plaza de San Pedro para ver de cerca al Papa Francesco.