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El reportaje

Sevilla reparte su fe: con el fútbol y la Semana Santa

Dirigentes y futbolistas se entregan a las Cofradías con la devoción con la que tratan el balón en esta ciudad. Del Nido hizo de costalero como promesa por ganar la UEFA.

Del Nido y los hermanos de San Benito realizan una de las típicas ofrendas florales que el Sevilla procura durante la Semana Santa a las cofradías del distrito Nervión-San Pablo.

Orgulloso de su equipo tanto como de su arte, el imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte desafió a los que le encargaron el que ahora llaman en Buenos Aires Cristo de los Futbolistas, y decidió guardarle en el corazón un escudo del Betis, el suyo, para que empatara al del Sevilla, que habían exigido los exjugadores nervionenses Scotta y Bertoni. Hasta Argentina llegó, metida en cajón de sastre, la fe enmarañada más que repartida de una ciudad que confunde sus colores futboleros con los de los Cristos y Vírgenes que procesionan en la Pascua sevillana. Balompié y Semana Santa se han fundido en momentos como aquel 23 de marzo de 1986 en que Betis y Sevilla se enfrentaron en Heliópolis, partido resuelto por los verdiblancos con gol de José Ramón Romo. Era Domingo de Ramos y acabó, ni los momentos solemnes se libran de la guasa sevillana, como Domingo de Romo para los restos.

Aquel derbi se jugó a las 12 de la mañana, antes de que corbatas y mantillas comenzaran a desfilar por el centro de Sevilla. A los cofrades les parece pecado que se juegue un partido de fútbol mientras los pasos enfilan La Campana hacia la calle Sierpes, estrecho recorrido oficial donde Lopera guarda aún un balcón privilegiado. Allí Donmanué ha cerrado tratos con Clemente y Hiddink, ha destituido a otros técnicos, ha hecho fichajes y cuentan que Fabao, excentral brasileño del Betis, le indignó un día una barbaridad al señalarle un paso con la insolente pregunta "¿eso pesa mucho, no?". No pasaba el Gran Poder, señor de Sevilla y depositario de creencias (y dineros) loperistas; de haber sido él, Fabao hubiera vuelto a Brasil mucho antes.

Futbolistas extranjeros y sevillanos admiran estos días las Capillas, pero sólo eso: tienen prohibido procesionar como nazarenos ni, mucho menos, cargar con los más de 50 kilos de trabajadera que (efectivamente, Fabao) cuesta levantar un paso. Los entrenadores sí pueden: ahí ven a Manolo Jiménez, que hace un viaje relámpago para ponerse bajo el paso de su Cofradía del Arahal en Viernes Santo, justo antes de jugarse la vida contra el Madrid. "Si mi mujer me dejara, sería de todas las Hermandades", confiesa el técnico zaragocista.

En 2007, Cumpliendo promesa por ganar la UEFA, José María Del Nido puso bajo su cabeza al Cristo de las Penas. El costal (típica protección del cuello) llevaba impreso el logo del centenario sevillista. Dos pasiones unidas en corazón y cerebelo: 500 años de Semana Santa, un siglo para vestir a Europa de blanquirrojo.

Escudos de Betis y Sevilla en los pasos

Así como es habitual ver símbolos futbolísticos en el devenir de las cofradías son muchos los pasos que conservan escudos de equipos en sus estructuras. El palio de la Hiniesta y los candelabros de Santa Genoveva conservan motivos de Sevilla y Betis y el Cautivo de San Pablo lleva los logos del centenario de los dos clubes sevillanos.

Gordillo, Monchi, Varas, Butragueño...

La pasión por Cristos y Vírgenes no entiende de colores. El mito bético Rafael Gordillo es devoto del Cautivo de San Pablo, donde el Sevilla realiza ofrendas. El Gordo también reza a los Gitanos, cofradía a donde arrastró a su 'hermano' madridista Emilio Butragueño. La Macarena convive con todos: los sevillistas Javi Varas y el exdelegado Cristóbal Soria o los exbéticos Loreto y Julio.