LA INTRAHISTORIA
"¡Enhorabuena, hijo!, por no haberme escuchado"
Pieza clave del éxito del Marsella campeón de Francia 2010, apodado 'pequeña bicicleta', Valbuena es junto a Ribéry los dos jugadores más desequilibrantes de Francia.
"Mi padre buscaba trabajo y se fue a Francia para trabajar en la albañilería. Eran los años cincuenta. Después fuimos mi madre, mi hermano y yo", comentó a AS, Carlos Valbuena, el padre de Mathieu Valbuena. Más tarde, Carlos y Brigitte Valbuena se instalarían en Blanquefort, una ciudad cercana a Burdeos. En septiembre de 1984 nació el pequeño Mathieu, quien creció en un universo centrado en el fútbol. Todos los fines de semana, el niño acompañaba a su padre, entrenador del club local. Valbuena comenzó en el Blanquefort y pasó al Girondins.
Allí jugaría 10 años, pero en abril de 2003, a la hora de pasar a profesional, los responsables del club francés, entre otros el exinternacional galo Patrick Battiston, le descartan por bajito, 1'67. Un golpe muy duro para un joven de 17 años que soñaba con seguir los pasos de Zidane, Dugarry o Tigana, los míticos jugadores del Girondins.
Decepcionado, Valbuena firmó un contrato con el modesto club de Longon Castets, en la Quinta División francesa. No se quedó mucho tiempo, ya que en un partido de Copa contra el Libourne, de Tercera, convenció a sus rivales, que le ficharon. El progreso continuó. "Un día, mi hijo me llamó diciéndome que tenía una oferta del Marsella y otra del Rennes. Le aconsejé que se fuera al Rennes, que iba a jugar más, pero a él le atraía Marsella. ¡Enhorabuena, hijo! por no me haberme escuchado", se felicita su padre.
Pieza clave del éxito del Marsella campeón de Francia 2010, apodado 'pequeña bicicleta', Valbuena es junto a Ribéry los dos jugadores más desequilibrantes de Francia.