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FRANCIA - ESPAÑA

Xabi Alonso y Xavi Hernández acuden a apagar el incendio

Con ambos en el campo, España gana casi el 80% de los partidos. Las heladas han dejado un césped alto, seco e irregular en Saint Denis. La Roja cambia a cuatro. Juega Benzema.

SIN PISTAS. La Selección se entrenó ayer por la tarde en el estadio de Saint Denis y comprobó que el césped no está en las mejores condiciones. Vicente del Bosque borró huellas de su posible once con un repar to de petos muy poco indicativo.
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No es por infundir ánimo, que también, pero España ha perdido únicamente tres partidos premundialistas en los últimos 36 años, y del último se van a cumplir veinte. Nuestro índice de derrotas camino de esas citas apenas supera el 10 por ciento. Y conviene agarrarse al asa de la estadística ahora que anochece. Porque esta Selección ganadora y feliz, bicampeona de Europa y campeona mundial, llega a Saint Denis en situación límite e inesperada: a dos puntos de Francia y tras un empate en Madrid frente a la tropa de Deschamps. Perder esta noche en París es una condena a la repesca, tiro al aire con ida y vuelta.

Los malos datos quedan amortiguados por las buenas noticias. Xavi, la musa del estilo, primera piedra de esta gran obra, llega a tiempo. Quizá no en plenitud, quizá no para todo el partido, pero recuperado de sus molestias en el bíceps. También estará Xabi Alonso. Con ambos, la Selección piensa mejor y gana casi el 80 por ciento de los partidos. "Son el corazón de España", dijo ayer Deschamps para explicar que La Roja no será la que rodeó a Finlandia sin consumar la conquista. También la cabeza. Sería imposible explicar los cinco años de gloria de la Selección sin ellos. En cambio faltarán otros: Casillas, Jordi Alba (lesionado) y Silva (sancionado). Todos casi imprescindibles. El capitán viajó a París para participar en los ejercicios espirituales previos.

Jugará, pues, Monreal, único retoque en defensa, y se mantendrá Arbeloa, costalero por el que dio la cara Del Bosque, esta vez con el sólido argumento de que ante él Ribéry es menos. Puede demostrarlo. Se rompió el lateral en el Calderón y el genio del Bayern emergió en el partido. También apunta a titular Pedro, cuya actividad agradeció el equipo cuando entró ante Finlandia. Y Villa y Cesc se disputan la última plaza libre, con Iniesta a su izquierda.

Del lado de Francia juegan el público (hace días que se agotaron las 81.000 entradas de Saint Denis) y el césped, alto, seco e irregular. Producto de las heladas, dicen, y no queda otro remedio que creerlo. También se adivina un paso atrás de Deschamps, que quitará a un delantero, Giroud, para meter un tercer mediocentro, Cabaye. Varane se mantendrá, aunque cambiará de pareja (Koscielny será su acompañante), y en el lateral izquierdo estará Evra, cuya veteranía resulta muy apreciada. Y es que en el entorno de la selección del gallo ha sonado mucho el dato de que los españoles les triplican en partidos internacionales.

Sobre Benzema sólo se escucharon ayer buenas palabras, que quizá no sirvan para ahogar los pitos de la grada ni sus notas con Francia. Lleva once partidos sin marcar, sale a un gol cada cuatro encuentros con el equipo nacional, más de la mitad de la hinchada pide para él el banquillo en las encuestas y sigue sin cantar La Marsellesa. Aun así, no se fíen de él ni de una selección que desde que jugó la final del Mundial 2006 amenaza ruina. Cayó en la primera fase de la Eurocopa 2008 y en cuartos, ante España, en la de 2012. Su papel en Sudáfrica fue bochornoso y el alboroto posterior llegó hasta el Elíseo. Con Deschamps se han reanudado las obras, pero aún no es España. Hoy toca demostrarlo.