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BARCELONA

David Villa recupera el crédito que ha perdido Cesc Fàbregas

Villa ha vuelto. Bueno, nunca se fue. Tiene el Camp Nou a sus pies y se lo ganó con humildad. Llega el tramo final de temporada y el punta ganó más crédito.

BarcelonaActualizado a
Villa celebrando su gol ante el Milán en Champions, que suponía el 3-0 para los culés y su clasificación.
JOSEP LAGOAFP

No hay duda de que el fútbol le debía una a David Villa. Implicado en el proyecto desde que aterrizó en el Camp Nou en 2010, el atacante siempre mantuvo la paciencia cuando más la necesitó. Supo callar en el momento preciso y comenzar a verbalizar cuando fue necesario. El Guaje es ídolo del barcelonismo, clave en el vestuario y el aliado requerido por Leo Messi sobre el terreno de juego. Con la necesidad, por parte de los técnicos, de tener que agitar el árbol para localizar fruta madura, Vilanova y Roura decidieron que a Villa le había llegado el momento: jugaría de inicio ante el Milán como referente, fijando a la pareja de centrales que alejasen las marcas a Messi y le abriesen las puertas de la jaula con la que Allegri deseaba anular al argentino.

Villa ha vuelto. Bueno, nunca se fue. Tiene el Camp Nou a sus pies y se lo ganó con humildad. Llega el tramo final de temporada y el punta ganó más crédito. No anotaba en Champions desde el 19 de octubre de 2011. Fue ante el Viktoria Pilsen (2-0). Por medio, una grave lesión de tibia sufrida en el Mundial de Clubes de Japón de ese mismo año, una interminable recuperación y el tener que sentir viejas sensaciones. "Estamos muy contentos por la gente, que se merecía una alegría así. Cuando hay días bonitos como estos, se olvidan todos los malos", aseguró, después de fundirse en un abrazo con Messi. Acumula 1.393 minutos en todas las competiciones y ha sumado 13 goles (siete en Liga, cinco en Copa y uno en Champions).

Fàbregas. Cesc se fue difuminando con el avance del curso y la afición la tomó con él tras el bajón sufrido por el equipo azulgrana en las últimas semanas. Pese a que dejó su sello desde la segunda línea en nueve ocasiones (seis en Liga, uno en Champions y dos en Copa), el futbolista, muy exigente consigo mismo, dijo hace pocas fechas en la sala de Prensa: "Por cada partido malo que hago parece que retrocedo diez". Deberá ponerse las pilas si no quiere ver más partidos como el del martes desde el banquillo o la grada, como le sucedió a Thiago.