Fran
"Fui el último romántico, pude ir al Madrid o Barça y me quedé"
Hace pocas fechas se cumplieron 25 años del debut de Fran. El capitán y símbolo del Superdepor repasa sus 18 años como profesional en una carrera plagada de éxitos.
Ya han pasado 25 años desde su debut...
Han pasado volando. Cuando uno está tan a gusto y tan feliz como yo estuve en el Depor, todo se hace más corto. Parece que fue ayer, pero...
¿Recuerda aquel partido en Riazor ante el Burgos?
Me acuerdo poco del partido, pero sí de los nervios que tenía. Hubo un momento en el partido que ya no podía, pero no por condición física, sino por nervios; me pudieron.
Y poco después ya comienzan a llegar los éxitos...
No fue tan fácil, llevó su tiempo. Tuvimos una promoción y no se subió. Luego llegó el famoso partido del incendio con el Murcia y el ascenso. A partir de ahí, el Superdepor, la Liga, jugar Champions...
¿Con qué momentos de su carrera se queda?
Hay momentos inolvidables para bien y para mal. El primero grande fue el ascenso, pero luego perdimos una Liga en el último minuto. Luego la Copa, la Liga, el Centenariazo... Otros como el 4-0 al Milán, que siempre estará ahí. Pero hubo más, como uno ante el Arsenal que para mí fue el mejor partido que hicimos nunca, le dimos un baño de fútbol... Ganar en Milán, al Manchester, ser el primer equipo español que derrotó al Bayern en Alemania...
Si se analiza su carrera, casi se podría decir que es una sucesión de éxitos...
Nadie se podía imaginar lo que iba a suceder con el Depor después de ascender. He tenido la suerte de formar parte de la mejor etapa del Depor en su historia. Salvo un par de años con dificultades, el resto fue todo muy bonito.
Usted ganó seis títulos, ¿son pocos o muchos?
Al retirarte miras para atrás y casi no te crees todo lo que se logró. Pero también creo que en la etapa de Champions se pudieron lograr más títulos, había potencial para ello. Han sido una Liga, dos Copas y tres Supercopas. Ahora se me antoja que pudimos lograr más.
¿Cómo valora la etapa de Arsenio y el Superdepor?
En la primera etapa, la del Superdepor, todo era un sueño y una novedad. Éramos un equipo que venía de casi descender y que peleó por el título tres años seguidos con Madrid y Barça. A esa generación le faltó la guinda de la Liga, pero fue la etapa más bonita. Luego yo sí tuve la suerte de conseguirla años más tarde
Ésa es la segunda gran etapa, la de Irureta.
Aquel equipo era mucho más sólido que el Superdepor, había otro tipo de plantilla. Estaba llena de jugadores ya contrastados e internacionales y era más fácil estar arriba.
¿Cómo recuerda su adiós?
Cuando cumplí 35 años vi que venía gente joven apretando y que pasaba, un poco, a segundo plano. Me retiro con 36 años y la verdad es que esa temporada fui titular muchos partidos y cumplí perfectamente a pesar de mi edad. Tenía cuerda para rato, pero entre lesiones y otras cosas decidí no dañar más mi cuerpo y parar.
¿Y el baño de masas en Riazor junto a Mauro Silva?
Nos retiramos juntos y se hablaba mucho de homenaje sí, homenaje no. Al final, el mayor homenaje fue salir a hombros del estadio en el que jugué toda mi vida sin que fuese algo preparado; fue espontáneo.
Siempre en el Depor, algo que ya es difícil de ver.
Mi caso fue algo así como la película del 'Último mohicano': fui casi el último romántico del fútbol. Uno de esos jugadores que pudo ir al Madrid o al Barça y que prefirió el cariño de su afición antes que esos equipazos. Debo ser el último que teniendo esas propuestas no se fue, hoy en día no es así.
¿Se arrepiente de no haberse marchado a otro equipo?
Futbolísticamente, para nada, competíamos con ellos. No sé lo que hubiera pasado en otros equipos, sé que aquí fui muy feliz. Lo que sí, pasados los años, ves cómo te han tratado aquí... No lo digo por la afición, que le doy un diez y que seguí aquí por ellos. He sido muy querido, casi un niño mimado. Pero el trato del club... Di más lo que recibí.
¿Se siente maltratado por Lendoiro?
Muchas veces se centra todo en mí, pero lo que me pasó a mí le pasó a muchos otros. Se intenta tapar con otras historias. Mira lo que pasó con los veteranos en el indoor. Hay lo que hay y el que quiera mirar hacia otro lado, que lo haga. Que cada uno juzgue.
¿Qué siente al ver al Deportivo en Concursal?
Ya veremos qué ocurre y lo que determinan los administradores. El futuro se presenta muy crudo a unos añitos vista. Ya hemos visto lo que han sufrido algunos clubes como el Celta para salir adelante, y con menos deuda. Ya veremos las cuentas reales que tiene el club. Para el futuro será fundamental que se mantenga en Primera por los ingresos, sobre todo por la televisión.
¿Cuál ha sido el problema?
Se ve que no hay continuidad con jugadores, en mi época había contratos largos. Salvo Valerón y Manuel Pablo, el resto están un par de años y luego cambian. Para mí el futuro pasa por la cantera. Hay que recapacitar lo que se está haciendo con la cantera y creer en ella. Basta con mirar al Celta, que la mitad de la plantilla es de casa. Si el Celta es capaz de sacar jugadores, porqué no en el Deportivo.
Volvamos al pasado. ¿Le pesaba mucho llevar el '10'?
Jamás me pesó, seguramente porque fue mi número desde los 13 años en el Carreira. Ahora ese número tiene menos significado, pero es cierto que en mi época tenía más. Era el jugador más habilidoso, determinante... Pero nunca le di demasiada trascendencia.
¿Y la Selección?
Creo que fui convocado muy poco, me he dado cuenta con el paso del tiempo. Creo que tenía que haber ido más. En su momento no lo pensaba tanto, pero ahora que coincido con los veteranos me voy dando cuenta de cuál era mi potencial, que no había nadie tan superior a mí. Es como los títulos con el Depor, miro para atrás y me doy cuenta que podía haber hecho más en el fútbol.
¿Tuvo problemas en la etapa de Clemente?
En esa etapa había problemas porque Lendoiro decía que tenía que ir a la Selección y a Clemente no le hacía gracia. A lo mejor pagué los platos rotos de aquel enfrentamiento. Pero es cierto que cuando Clemente empezó a contar conmigo me lesioné la rodilla, y eso fue mala suerte sin más.
¿Lo peor de su carrera fueron las lesiones?
Tuve muchas, pero me operé y siempre salí para adelante. Me retiré con 36 años y tenía una oferta para irme a Catar, pero ya no tenía ganas. Acabé en forma con 36 años y eso dice que fui un currante.
Hábleme de sus compañeros. ¿Con quién disfrutó más?
Con muchos, la lista sería muy larga. A Coruña ha tenido suerte con los grandísimos jugadores que han pasado por allí. En la época del Superdepor con Djukic. En el campo era muy bueno y fuera también éramos grandes amigos. En la segunda etapa con Djalminha. Pero es que yo no sólo disfrutaba los domingos, también en los entrenamientos. Era feliz entrenando. De los 18 años que estuve en el Depor no llegué tarde a un entrenamiento jamás. Fui un privilegiado porque hice lo que me gustaba y logré mis sueños de niño. Ojalá hubiese durado más, pero la edad no perdona.
¿Y rivalidades?
Ninguna en especial. Lo que más me gustaba era jugar contra el Real Madrid y el Barça, y luego con el Celta. Ver como el Madrid estuvo años y años sin lograr ganar en Riazor... Ojalá hubiese partidos como esos todos los meses.
¿Con qué entrenadores aprendió más?
Me quedo un poco con todos. El primero Luis Ucha, que me entrenó en Juveniles y fue pieza fundamental para que yo llegase arriba. Luego Rodríguez Vaz. Hay que ser muy valiente para coger el primer equipo del Deportivo y subir de golpe a cinco jugadores del filial. Él me hizo debutar y a partir de ahí ya me tocaba a mí. Luego llegó Arsenio, que fue el que me dio continuidad, aunque tenía fama de que sólo contaba con los veteranos. A partir de ahí, jugué jornada tras jornada. Y al final Irureta, con el que conseguimos ganar la Liga.
¿Y la mayor bronca?
A lo mejor no sólo fui un niño mimado por la afición, también por los entrenadores. Quizás tuve mis más y mis menos con Toshack. Te presionaba mucho. Hacía algunas declaraciones a la Prensa en las que te metía mucha presión. Creo que el tiempo me dio la razón. Pero ya retirado coincidí en un viaje con él, hablamos y me sentí más a gusto que nunca.
Usted se retiró, pero parece que la saga continúa.
(Risas) Parece que sí, ahí está mi hijo Nicolás. Tiene por delante un futuro para hacer lo que él quiera. No es porque sea su padre, para su edad tiene unas condiciones espectaculares. Físicamente es un portento. Tiene mejor cambio de ritmo que yo a su edad, técnica... Lo tiene todo, pero la prioridad ahora son sus estudios.
Curiosamente, el relevo le ha salido diestro...
No pasa nada. Es curioso, el hijo de mi hermano José Ramón es zurdo y el mío, diestro. Justo al revés de sus padres.
¿Su hijo se irá este año al Real Madrid o al Barça?
El Real Madrid y el Barcelona se están preocupando mucho por seguirlo. Vienen a verlo, te llaman para que vaya a torneos... Será que alguien más que su padre le ve potencial. Todavía no lo hemos decidido.
¿Le dolerá mucho no verlo jugar de blanquiazul?
Sólo tenían que haber apostado un poco por él. Sólo con eso ya bastaba.