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MÁLAGA 1 - ZARAGOZA 1

El Zaragoza merece más el día del regreso de Julio Baptista

Volvió la Bestia 16 meses después. Postiga marcó el 0-1 y Álvarez Izquierdo vio un penalti discutidísimo por mano de Paredes. Apoño estrelló un balón en el palo.

Regresó Julio Baptista.
Regresó Julio Baptista.Jorge GuerreroAFP

El Zaragoza se llevó un punto, pero tranquilamente pudieron y debieron ser los tres, en la casa de un Málaga dormido por el inusual horario matinal (primera vez que juega a las 12) y desesperado por un terreno de juego penoso. En efecto. El estado del césped (es un decir) saqueado por el famoso hongo Pytium, conejos de campo y la evidente desidia inversora tuvo mucho que ver en la desafortunada lesión de Eliseu, que resbaló en un intento de disparo y notó un desgarro. Segundos después chocó con Montañés y ambos fueron atendidos. Nada fue lo mismo. El portugués se fue a la enfermería y Sergio Sánchez, de nuevo reconvertido a lateral. Queda claro, no se puede jugar en semejante adefesio de superficie.

El Zaragoza se había adelantado en el marcador en su primer destello. Fue un centro de Álvaro a la olla, la defensa del Málaga interpretó mal la táctica del fuera de juego, puesta en moda por el holandés Rinus Michels en los años 70 del siglo pasado y Postiga fusiló con fe y rompió su sequía del 2013.

Nueve minutos después, Álvarez Izquierdo observó que Paredes había interceptado el balón con el brazo. Jugada difícil de ver en pleno barullo, pero no parece que el central zaragocista interceptase el cuero con su extremidad. Isco, el nuevo internaciobable de Del Bosque, lo convirtió en el empate con maestría de veterano.

El partido subía en emoción aunque le faltaba calidad. En el minuto 27 José Fernández rompía por su banda a Sergio Sánchez con la misma facilidad con que lo hizo Giovani en Mallorca. Su trallazo se fue al lateral. Cinco después Isco estrellaba su misil en el travesaño y en el 40 era Gámez quien erraba un mano a mano ante Roberto. Dos después, Willy Caballero interceptó un recado de Postiga.

A los 58 minutos Apoño, de manera magistral, estrelló un golpe franco directo en el palo y el rechace le vino a Movilla que, de manera incomprensible y, con toda la portería para él, no metió la bolita en la portería. En el 67 Willy Caballero le hacía un paradón a Abraham. El Málaga estaba como Chuck Norris, desaparecido en combate.

En busca de pólvora y frescura, Manuel Pellegrini decidió sacar al Conejo Saviola en lugar de Joaquín, que estará más menos afortunado, pero por lo menos jamás se esconde.

El Zaragoza se lanzó al abordaje. Apoño en el 68 metió el miedo en el cuerpo a una afición que 30 segundos se puso en pie cuando el Ingeniero decidió poner sobre el terreno de juego a Julio Baptista en el mágico minuto 69 en lugar de Santa Cruz. 14 meses después de su último partido volvía La Bestia para delirio del malaguismo.

No faltaba la polémica. En el 75 Álvarez Izquierdo pitó un fuera de juego de Isco, anulado por Abraham, en una jugada que acabó en genialidad y gol de Isco. Muy protestado por la afición, y otro anulado a Álvaro que si parecía estar en posición antirreglamentaria.

El final era peleado y Baptista y Apoño tenían un acalorado intercambio de palabras reprobado por la grada hacia quien su jugador y vecino del aledaño barrio de La Palmilla. Bronca monumental en contrate con el cariño con que fue despedido Movilla cuando fue sustituido. El Zaragoza aguantó los segundos finales con un jugador menos por expulsión de José Mari y se lleva un punto del albero rosalediano.