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Real Madrid - Barcelona

Duelo Clásico: Cristiano Ronaldo, Leo Messi y otros 20 genios más

Los mejores del mundo buscan plaza en la final. Prueba de fuego para la defensa del Madrid, sin Ramos y Pepe. Se espera a Adán y Pinto, pero no se descartan sorpresas.

La afición del Bernabéu está entregada al portugués, al que ha aclamado en los últimos partidos.
Jesús Aguilera

Decimoquinto Clásico desde la llegada de Mourinho: seis victorias del Barça, tres del Madrid y cinco empates. Seis partidos disputados en el Bernabéu: tres triunfos del Barça, uno del Madrid y dos igualadas. Tanto la estadística como la perspectiva van en contra de los madridistas. Sin embargo, existe una línea invisible que se traza desde hace un año, cuando el Barcelona, en Copa, ganó su último partido en Chamartín (1-2). Aquel fue el último día que el Madrid tuvo miedo: marcó primero y se acobardó después. Desde entonces, dos victorias blancas, una azulgrana y dos empates. Y la sensación, completamente subjetiva, de que el miedo (la cautela, si lo prefieren) ha cambiado de acera. Una prueba: Roura no quiso confirmar ayer la titularidad de Pinto.

La tendencia sería ligeramente favorable para el Real Madrid si el experimento pudiera trasladarse a una probeta en la asepsia de un laboratorio. Pero ni lo intenten: los ácaros nos rodean. La teoría no tiene en cuenta que Casillas está lesionado, ni que Pepe o Ramos son baja, también Di María. Sus ausencias, subsanables ante cualquier otro adversario (subsanadas, de hecho), adquirirán esta noche su valor real. También habrá que volver a evaluar el rendimiento de Essien en el lateral diestro.

Riesgo. En cada caso, el equilibrio se resuelve por decimales. El Madrid es más poderoso físicamente y eso le da ventaja en la presión inicial y en el último arreón. El Barça es mejor cuando amaina el temporal; si esto fuera un concurso televisivo perdería en la prueba física y ganaría en las preguntas. En líneas generales, y según dicta la experiencia de los Clásicos, nada amenaza tanto al Barça como su empeño por jugar el balón siempre y sin excepciones; fijen la zona de riesgo en el primer tramo de presión madridista y recuerden la final de Copa.

Nada de lo dicho tendrá trascendencia si Cristiano o Messi deciden lo contrario. Dentro del Clásico hay un metapartido que sólo disputan ellos, un duelo por el trono mundial. La sensación es que nunca han llegado con tanta carrerilla, tan goleadores, tan seguros de sí mismos. En lo que va de año, el portugués ha marcado diez goles y el argentino, nueve; el pasado año Messi marcó 91 tantos y Cristiano 63.

Ante artilleros semejantes, el rendimiento de los porteros asoma como una de las claves del choque. En el Madrid todavía no se sabe si Mourinho apostará por Adán (opción coherente) o por Diego López (donde dije digo, digo Diego) y la incertidumbre no favorece las aspiraciones madridistas. Lo mismo vale para la intriga suscitada por Roura entre Pinto y Valdés.

El Barça viajará hoy a las once y el Madrid se concentrará una hora después en Valdebebas, siguiendo la costumbre de otros Clásicos con premio. Lo que ocurra a partir de aquí formará parte de la historia del fútbol, tomo IV: "Dos colosos frente a frente".