Real Madrid - Espanyol
Partido de desagravio blanco con permiso del Espanyol
Cristiano Ronaldo o Morata, posibles nueves. Aguirre todavía no ha perdido. Vuelven Coentrao en el Madrid y Sergio García como delantero de los pericos.
Para el Madrid el partido es un acto de desagravio. Después de la derrota en Vigo y tras el apoyo del presidente a Mourinho, toca abrazarse con el público. La escenografía está lista: previsible goleada (tres goles de media al Espanyol en los últimos siete partidos) y quizá algún tanto de Morata, nada hay como la cantera para redondear las fiestas del madridismo. El Espanyol, entretanto, acude a la cita con un billete de lotería y parecidas probabilidades de que nos toque el Gordo el día 22: una entre 14 millones. Excepción hecha de la ilusión, todo está en su contra. La estadística, la ira del Madrid, el Bernabéu (un año invicto: 16 triunfos y tres empates) y su propia penuria: penúltimo, sin victorias desde hace seis jornadas (0-1 en Anoeta) y con la baja del portero titular, Cristian Álvarez. Kiko Casilla, ex del Castilla, estará bajo palos.
El esguince de Benzema no altera los pronósticos, aunque pueda variar la fisonomía del Madrid. Una posibilidad es que Cristiano juegue de nueve (lo hizo contra el Levante y marcó) y otra, la más natural, que lo haga Morata, al que Mourinho compensaría después de haberlo dejado en la grada de Balaídos. La opción Varane está descartada. Coentrao volverá al lateral zurdo y Callejón, caso de jugar Morata, podría ganar la partida a Di María.
En el Espanyol, todo apunta a que Sergio García será el jugador más adelantado. El delantero regresa después de cuatro partidos sancionado por llamar "sinvergüenza" al árbitro Del Cerro Grande, que en Mestalla se inventó un penalti contra los pericos en el 86' (la justicia es ciega, pero los comités no). El exquisito Verdú, con cinco goles (los mismos que Villa o Saviola), será la referencia creativa del equipo en las maniobras de ataque.
La suposición de que el Barcelona pueda dejarse algún punto contra el Atlético es el otro estímulo de los madridistas, jugadores y socios con pelliza. También para el insaciable Cristiano, ese "tímido obstinado", en palabras de Rafa Marañón.
Para el Espanyol queda el refugio del efecto Aguirre. Desde que llegó al banquillo se detectan brotes verdes, concretamente dos: 0-0 en Granada y 2-2 contra el Sevilla. Lo demás será una lucha entre San Pancracio y San Bernabéu, 65 años de prodigios.