Atlético de Madrid 6 - Deportivo 0
Un Tigre para la eternidad
Falcao aniquiló al Depor con cinco goles. Morientes, en 2002, último en lograrlo. El vigilado Diego Costa abrió la cuenta. El Atlético llega firme al Camp Nou.
Resumiendo: un mano a mano, un zambombazo desde fuera del área, un penalti provocado por él mismo, un cabezazo en plancha arriesgando cualquier contrato publicitario que dependa de su rostro y una jugada individual. No está mal. A Falcao sólo le faltó meter un gol de falta directa, uno olímpico y, ya rizando el rizo, los dos de Maradona a Inglaterra, para completar en hora y media un muestrario de todos los tipos de goles por si los marcianos nos invaden y solicitan un compendio del fútbol en un solo DVD. No se descarta que el Tigre culmine la obra cualquier día de estos. En lo referente a meter la pelota en la portería, no se le conocen límites. Ni se le intuyen. Con los cinco que le marcó ayer al desarbolado Depor y su defensa de juveniles, lleva ya 16 en Liga. Y si alguna duda asomaba por el Manzanares tras las dos últimas derrotas, desapareció como lágrimas en la lluvia. El Camp Nou espera.
Hasta que Falcao comenzó a hacer historia (Vavá es el único atlético que había marcado cinco goles en Primera, en 1958, y nadie lo lograba desde Morientes en 2002), hubo un amago de partido. El Depor volvió a demostrar que no es colista por falta de ideas, sino de concreción. Los primeros minutos fueron un ameno intercambio de golpes (golpecitos): los de Oltra tocaban con calma y los de Simeone presionaban y salían disparados, como si en el área les esperase Gisele Bündchen y no Aranzubía.
Diego Costa, en el foco toda la semana por sus cruces de cables, respondió con madurez: jugando bien y sin cometer tontería alguna. Punto para el psicólogo Simeone. La movilidad del brasileño y la llegada inteligente de Koke fueron volcando el partido hacia la portería coruñesa. Y una vez instalado allí el juego, quedó en evidencia que la pareja Roderick-Insua no iba a disfrutar de una de esas escasas primeras veces felices y satisfactorias. No era el lugar ni la compañía.
Godín fue el primer beneficiado, cuando entre los dos centrales le devolvieron una pared perfecta antes de que rematase fuera. Y en el primer córner del Atleti (tras cuatro del Depor), Koke la puso con la precisión habitual y Diego Costa aprovechó la tibia salida de Aranzubía para comerse a Insua y cabecear a la red. Jaque. Respondió el Depor con un cabezazo de Valerón (todo elegancia a cámara lenta) al poste y, en la siguiente jugada, Koke vio el pase exacto para que Falcao cruzase ante el portero. Jaque mate.
El resto fue un documental de caza del Tigre, que pudo completar el set si no le llegan a pitar un fuera de juego inexistente por un metro cuando ya se relamía. Dio igual. Antes del descanso, Arda, siempre un paso por delante, convirtió un fuera de banda en una ocasión sacando antes de que el Depor supiera qué estaba pasando. El balón quedó botando en la frontal para Falcao, que reventó la red con un derechazo.
La segunda parte se redujo a diez minutos, del 63 al 72, los que tardó el colombiano en completar su obra. Primero, aprovechó un despeje horrible de Insua para forzar el penalti de Roderick y transformarlo. Luego, se lanzó como si le fuera la vida en ello para remachar en plancha una ocasión de Arda. Y cerró con dos recortes a los centrales antes de fusilar. Entonces se le acercó el capitán Gabi a pedirle clemencia para el rival caído. Al fin y al cabo, su actuación ya era inolvidable.