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La entrevista

Ronald Reng: "En el Barcelona, Enke no tuvo ningún amigo"

El 10 de noviembre del 2009, Enke se suicidaba a los 32 años sin fuerzas para luchar contra la depresión. Ronald Reng, amigo del portero, ha escrito su tragedia en un libro.

Ronald Reng.

¿Es verdad que días antes de suicidarse, Robert Enke parecía feliz y que había superado su depresión?

Sí, parece que es algo común en la gente depresiva. Cuando ya han tomado la decisión de quitarse la vida tienen la visión distorsionada de que han encontrado la manera de acabar con su enfermedad. Pero no se dan cuenta de que van a acabar también con su vida. Para ellos es un alivio.

Acaban con su vida y marcan fatalmente la de los que le quieren. ¿No pensó en ello?

Los depresivos no sienten la empatía, personas con depresión grave como Enke no se ponen en la piel de los otros. Viven en un canal oscuro.

¿Cómo conoció a Robert Enke?

Al principio fue un contacto normal de periodista a deportista. Yo vivía en Barcelona porque tenía la idea de que se vivía muy bien y que podría sobrevivir como escritor mejor que en Londres. Pero cuando los libros dejaron de venderse, empecé a hacer de periodista.

¿Coincidieron en Barcelona, entonces?

No, le conocí en Lisboa cuando él era portero del Benfica. Conectamos enseguida.

¿Y eso?

Teníamos intereses en común. A él le gustaba el periodismo y la literatura y yo había sido un portero de fútbol bastante malo.

No será para tanto...

Con decir que jugué defendiendo la portería del AS en el Torneo de Medios junto a Iván Modia, puede hacerse una idea.

¿Usted sabía que estaba enfermo de depresión?

Por aquel entonces yo no lo sabía. Lo sabían diez personas a lo sumo. Un futbolistas piensa que tiene que esconder sus enfermedades y sus debilidades. Creen que eso forma parte de ser profesional. Se deshumanizan un poco. Él fue un claro ejemplo de eso.

¿No notó nada?

A veces le veía la cara como una piedra y pensé ¿qué está pasando?, pero no tenía ninguna experiencia con la depresión.

En el Barça vivió un episodio traumático, la humillante derrota en Novelda en Copa donde encajó tres goles. ¿Fue eso lo que le hundió?

Fue fundamental.

Y encima, al día siguiente Frank de Boer le humilló ante la prensa señalándole como gran culpable. Yo estaba en esa rueda de prensa de De Boer y me fui a casa feliz porque logré un titular. Nunca pensé en el daño que le estaban haciendo. ¿Soy un gusano?

No, ni él ni yo tuvimos nunca la sensación de que fue la prensa la que le hizo daño. En esa época en el Barça todo el mundo estaba muy impaciente. Convivían con el Madrid de los Galácticos, no ganaban nada y había rabia. Todo el mundo pensó después de perder en Novelda: "Ya han vuelto a fichar a tres malos que cometen errores tontos".

En el libro explica que Enke jamás pidió explicaciones a De Boer por su comportamiento.

A pesar de que incluso su mujer se lo exigió. Pero a él la polémica le provocaba una gran angustia.

¿Por qué usted tampoco habla con De Boer en el libro?

No quería hablar con él por una cuestión literaria. No quería una justificación, quería que el lector se metiera en la piel de Robert para que entendiese lo que sufrió ante el ataque de Frank de Boer. Para que se identificaran con él. Lo quise contar asépticamente.

Pero no dar a De Boer la oportunidad de defenderse es injusto...

Admito que el libro es injusto con él porque lo presento en su peor momento.

No creo que le haga un monumento...

Seguro que tiene más facetas y es un gran hombre, pero yo me fijo sólo en ese momento, nada más.

De camino a Novelda, en el autocar, Enke se repetía "sólo puedo perder". Tenía pánico a ese partido. Y eso que entrenando era fabuloso. ¿Le aterraban los partidos?

En el Barça, sin duda.

¿Era por la falta de confianza de Van Gaal?

No, era la inseguridad que manaba de dentro de él. Robert llegó a Barcelona con la máxima ilusión. El primer día que quedé a comer con él ya me dijo que la ciudad le encantaba y que pensaba quedarse mucho tiempo. Siempre sonreía. Entonces estaba bien.

¿Cuándo empezó a romperse?

Cuando ve que Van Gaal prefiere a Víctor Valdés y no lo puede asumir. Sólo se preguntaba por qué. Tenía una autoexigencia tan grande que vio que el año clave se le escapaba y se culpó tanto, que todo acabó en una espiral que le llevó al pozo de la depresión.

De hecho, Van Gaal no le conocía y quien recomienda su fichaje es...

Mourinho, aunque parezca mentira. Es una historia curiosa.

Cuente, por favor.

Es una paradoja porque Mou, que le había entrenado en el Benfica, le quería fichar para el Oporto, pero por otro lado tenía tanta lealtad al Barça, que se lo recomendó a Frans Hoek (entrenador de porteros) cuando éste le pidió su parecer. Hoek nunca supo que Mou también andaba detrás de Robert.

¿Me está diciendo que Mou antepuso el interés del Barça al suyo personal?

Creo que Mourinho fue muy honesto y leal a sus amigos. Su recomendación le llevó al Barça a pesar de él que quería ficharle.

Con el Espanyol también hubo lío, ¿no?

Se enfadaron mucho y con razón. Piense que el representante de Enke viajó a Barcelona con billetes pagados por el Espanyol.

Explíquese.

Su agente tenía cita con el Espanyol que aspiraba a fichar a Enke junto al Alavés y el Oporto, y cuando estaba a punto de salir para entrevistarse con Sánchez Llibre, le llaman del Barça para quedar con él y dice que tenía pensado viajar a Barcelona. Y en vez de ir a hablar con el Espanyol se va a hablar con el Barça.

¿Y nunca volvió a hablar con el Espanyol?

Jamás.

Habla de que Enke fue víctima de una época. ¿Cree que ahora le pasaría lo mismo?

Quiero pensar que no. Me parece que ahora la gente tiene más tranquilidad. Ven que se puede ganar todo y son más generosos y por lo que me cuenta Valdés, el ambiente del vestuario es totalmente distinto al de esa época en la que Bonano recuerda que cada día había un lío. Los títulos dan tranquilidad y eso sería una ayuda para un jugador frágil como era él.

¿En qué medida afectó a su depresión la muerte de su hija?

Paradójicamente, no tiene nada que ver. Las primeras señales de depresión aparecen cuando tiene 16 años. La mayoría de los depresivos no están deprimidos todo el rato, van a épocas. Él tuvo dos depresiones clínicas muy fuertes, la primera fue después de la época del Barça, cuando se va al Fenerbahçe. "He fallado, era la oportunidad de mi vida y no lo he logrado. Me envían a Turquía, donde no quiero ir y esto es el final de mi carrera", decía constantemente. Y nadie le sacaba de este pensamiento tan oscuro.

Pero salió de esa...

Sí, cuando ficho por el Tenerife era como estar de vacaciones. Se sentía de nuevo importante. Estaba otra vez en un equipo en el que se sentía el mejor y era querido por los compañeros.

¿Y luego?

En 2009, cuando al parecer le iba muy bien, cayó en la depresión y es inexplicable porque él mismo escribe en su diario "¿por qué ahora? ¿Por qué me toca ahora?, no lo entiendo".

Pero es curioso porque Enke no era un jugador limitado, tenía aficiones fuera del fútbol, una pareja estable el amor de su familia y era rico... la gran pregunta es ¿cómo alguien que lo tiene todo acaba hundiéndose?

Y la gran respuesta es que la depresión no tiene nada que ver con lo que tienes. Si eres propenso a padecer la enfermedad puedes superar momentos tan graves como es la muerte de tu hija sin caer en la depresión, pero parece que de vez en cuando, cuando estás frágil vuelves a caer es una enfermedad ilógica. Como el cáncer.

¿Parte de su 'pecado' era no ser extremadamente competitivo?

Al contrario. Enke es un ejemplo de que puedes llegar a lo alto siendo sensible y comprensivo con los demás.

Pero en su libro deja claro que Valdés acabó jugando por delante de Enke y Bonano porque era más duro que ellos.

Sí, Víctor era el más duro, pero también le costaba, quizás por la edad. Ha cambiado mucho. Guardiola, según confiesa, ha influido decisivamente en su vida.

¿Van Gaal se portó bien?

No tuvo ningún trato con él tras lo de Novelda. Después de ese partido, jamás volvió a hablar con él porque para Van Gaal, Robert no era importante en absoluto. No creo que fuera una cuestión de mala leche. Lo importante era Hoek y su línea de pensamiento.

¿Cúal era?

Que hay que jugar como Van der Sar, que los porteros no se pueden llevar bien y que gana el que tenga más mala leche. Bonano y Robert tenían otra idea. Y Valdés, también.

¿Esto nos lleva a que en el deporte profesional, si no eres lobo no sobrevives?

Creo que va al otro lado, al menos en Alemania. Hemos reconocido que los deportistas son seres humanos y que muchos reconocen que es normal sufrir miedos, debilidades y sentirse frágiles. La muerte de Enke ha cambiado la visión del público sobre los deportistas. Ahora, jugadores que sufren enfermedades mentales lo pueden confesar al público.

¿En qué más se nota?

En que ahora, los psiquiatras deportivos no sólo trabajan para ayudar a ganar, ahora también curan. La Fundación Robert Enke se dedica a ayudar a estos deportistas.

¿Cómo recuerda Alemania a Enke?

Por su sonrisa.

Pues la foto de la portada no le hace justicia...

Ese Enke no existía. Estaba actuando.

¿Tuvo algún amigo en el Barcelona?

No tuvo amigos. A lo sumo, Patrik Andersson fue su confidente. También se sentía muy cerca a Bonano. Le admiraba mucho. Dice que aprendió más de él que de otro portero. Le admiraba como ser humano, pero no podían tener una relación de verdad porque competían y eso era triste.

¿Y Valdés?

Víctor sentía admiración por Robert. Tenían una relación muy correcta, fría, profesional. Competían por el mismo sitio.

¿Cómo se hubiese sentido bien Enke en el Barça?

Para Robert era importante tener un vestuario caluroso y no tener rivales. Necesitaba sentirse querido y en ese Barça era imposible. No estaba preparado para llegar a un club tan convulso.

No puedo dejar de preguntarle por ¿cómo está su mujer y sus amigos?

Nunca lo van a superar, pero están mejor. Teresa es muy consciente de que tenía que cambiar su vida y se ha mudado de ciudad y trata de empezar una nueva vida y le ayuda el trabajo de la Fundación. Sus amigos siempre quedamos el día del aniversario de su muerte. La vi hace poco y está mucho mejor.