Atlético de Madrid 4 - Sevilla 0
El Atleti llega lanzado al derbi
Avasalló al Sevilla desde el penalti y roja de Fazio. Rakitic y Luna (en el banquillo), también fueron expulsados. Los del Cholo, al Bernabéu con 8 puntos de ventaja.
Tras unas semanas titubeante (en el juego, que no en los resultados), el Atleti dio un golpe en la mesa el día más adecuado. En vísperas del derbi y ante otro enemigo íntimo, se pegó una fiesta más y van... A este ritmo, la resaca será legendaria. Pero feliz. El 4-0 al Sevilla, dominando contra once y avasallando frente a diez y, ya muy al final, nueve, le recuperó en su mejor versión: la de un equipo impenetrable atrás y variado delante, donde Falcao ha pasado de serlo todo a ser lo más. Diferencia grande.
El regreso al once de Koke y Diego Costa presentó a un Atleti más interesado en el dominio de lo habitual. El canterano ofrece un socio a Arda en la creación y el brasileño alivia a Falcao en la pelea con los centrales. El equipo lo agradeció desde el inicio, mandando ante un Sevilla recogidito, esperando alguna genialidad de Rakitic, Navas o Reyes. No tuvieron ocasión.
El plan de Míchel se disolvió en el minuto 21, cuando Falcao se sacó de la manga un control orientado en el aire para provocar el penalti de Spahic. Iglesias no lo pitó y el balón le cayó a Koke, que fue derribado por Fazio. Ahora sí sonó el silbato. Mala suerte para el Sevilla porque el de Spahic, al menos, no habría implicado expulsión; pero Fazio era el último defensa y se fue al vestuario. Falcao no falló, rompiendo su leve sequía con su gol 50 en el Atleti. Entonces, el Sevilla desapareció para siempre.
Desde el 1-0, el partido perteneció a Arda y Diego Costa. Opuestos en las formas, todo elegancia el turco, siempre a trompicones el brasileño; similares en el desequilibrio que generaron. Spahic vivió un tormento, eligiendo constantemente entre susto y muerte con Falcao y Diego Costa. Y por si el cúmulo de choques perdidos no era suficiente castigo, el bosnio se marcó en propia puerta al intentar cortar un pase de Arda a Costa en una contra.
Era el 2-0 en el minuto 40 y al central sevillista aún le quedaba otro disgusto antes del descanso, cuando él y Botía salieron a intentar detener a Diego Costa en la banda izquierda. Entre sombreros y rechaces, el delantero les dejó atrás disfrazado de falso torpe y asistió a Koke para el tercero. El botepronto con el que fusiló el canterano también tuvo su mérito.
La segunda parte fue un trámite en el que el Atleti llegaba por inercia. Diego Costa casi convierte en cine X la comedia romántica que protagonizaba con los rebotes al disparar al larguero previo toque en Botía. De inmediato tuvo uno de esos cruces de cables que le convierten en una bomba de relojería, con un entradón innecesario, y el Cholo, como ante el Hapoel, le quitó a toda prisa. Otro sustituido fue Reyes, al que sólo se vio mientras se dirigía a la ducha entre repugnantes cánticos del Frente. Como tantas veces, desapareció cuando más se le esperaba. Y al rato, después de que el cuarto árbitro viviera su momento de gloria alentando la roja a Luna en el banquillo, se borró Rakitic con dos amarillas tontas en un pispás. Cómo están las cabecitas...
La puntilla de Miranda, tras cesión deliciosa de Arda, cerró un partido que deja al Atleti en la gloria, con el Barça a tiro y el Madrid, ocho puntos por detrás. Esta vez nadie podrá acusar al Atleti de afrontar un derbi más preocupado de ayudar a otros que de sí mismo. Ahora, esta es su guerra. La de los grandes.