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GRANADA 0-ATLÉTICO DE MADRID 1

Diego Costa resucita al Atlético

La entrada del brasileño y de Koke cambió el partido. Arda marcó el único gol. Un buen Granada con poca pegada. Expulsión absurda de Mario Suárez.

GRAN TOÑO. El portero del Granada cuajó un buen partido. en esta acción se adelanta a Falcao y evita que el colombiano marcara de cabeza.
GRAN TOÑO. El portero del Granada cuajó un buen partido. en esta acción se adelanta a Falcao y evita que el colombiano marcara de cabeza.

No fue bonito. Pero fue. Una vez más. Como en Anoeta o, en menor medida, Cornellà, el Atleti sumó en Granada tres puntos más fuera de casa sin brillo alguno. De darles lustre ya se encarga la clasificación: firme segundo cuando encara la parte más dura de su calendario, garantizado ya que llegará por delante del Madrid al derbi de dentro de dos semanas. Quien crea que no importa, no vive en la capital. Con su actual promedio de puntos, los de Simeone serían líderes o colíderes en todas las demás grandes ligas europeas y en España aguantan el demencial ritmo que marcan Messi y su orquesta. Para lograr eso hay que ganar muchos partidos feos. Como el de ayer.

El problema para los visitantes se vio venir muy pronto. El Granada presionaba sin respiro y el Atleti, con sus mediocentros desatinados y Arda muy solo de nuevo, no era capaz de evitar las trampas. Fue valiente el equipo de Anquela, con varios futbolistas que invitan a pensar más en Europa que en Segunda. Siqueira y Dani Benítez forman una banda izquierda afiladísima, como bien pudo atestiguar un superado Juanfran. Y Mikel Rico e Iriney se complementan a la perfección en el centro del campo. El mando fue siempre suyo. Pero...

Pero al Granada le cuesta construir algo tangible con tanta materia prima. El gol le resulta un misterio. Tampoco le ayudó Godín, espléndido una vez más, que solucionó sus problemas y los de Miranda, como en un corte providencial a pies de Brahimi previo error de su socio brasileño. Y en la ocasión más clara de la primera parte, a la media hora, El Arabi demostró ser un buen delantero, pero sigue sin estar claro que sea un goleador: tras una gran maniobra en el área, Courtois le devoró. El belga es tremendo.

En el área contraria, Falcao padecía la enfermedad que tanto castigó a sus antecesores, de Torres a Agüero: la ansiedad del atacante abandonado a su suerte. Sólo agarró un balón antes del descanso y fue bien lejos del área. Dio igual. La pegó sin pensar, no fuera la última vez que tenía ocasión. Es tan bueno, que casi la lía, pero la distancia estaba en su contra: alto. En el vestuario, Simeone decidió que ya había visto todo lo que había que ver ayer de Adrián; es decir, nada. Así que dio entrada a Diego Costa y el brasileño volvió a demostrar que la titularidad es ahora mismo su lugar natural. Tardó un par de minutos de más porque un problema con sus medias retrasó su entrada, dando un toque de vodevil al inicio de la segunda parte, con el Atleti por diez por amor al arte. Hay cosas que ni el Cholo cambia.

Al poco, a Diego Costa se le sumó Koke, otro cuya suplencia se antoja efímera. Y de inmediato fabricaron el gol. El canterano puso la calidad con dos pases. El primero, interior al brasileño, cuyo idilio con los rechaces no se veía desde Julio Salinas. El segundo, después de que Costa le devolviera el balón, un centro medido desde la derecha para que Arda marcase a placer.

Al Atleti le había resucitado su segunda unidad. Y casi vuelve a matarle la primera, cuando Mario Suárez se autoexpulsó con una mano absurda, pero el asedio del Granada fue con tirachinas. Un cabezazo fuera de Orellana y ya. Poco para derribar a este Atleti de roca al que hay que golpear mucho para crearle grietas. La eficacia hecha equipo.