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Gabriel Macaya

"Radamel Falcao era metódico, su gran obsesión era mejorar"

Falcao fue discípulo suyo en River. El preparador físico del Valencia conoce al colombiano desde los 15 años y con él debutó en Primera. Relata los difíciles inicios del ariete.

Gabriel Macaya.

Falcao debutó en River Plate de la mano de Leonardo Astrada y con usted de preparador físico. 

Tenía apenas 18 años y aquel día (contra Gimnasia de la Plata) se cerró un círculo en la trayectoria de Falcao y comenzó otro. Había peleado mucho por estar ahí y peleó más aún para cumplir su otro reto: jugar en Europa.

Usted le conoce de antes.

Falcao fue fichado por River en 2001. Por aquel entonces yo también trabajaba en el club. Luego me fui un tiempo con la selección de Paraguay y cuando regresé me lo volví a encontrar, ésta vez ya para ser uno más del primer equipo.

¿Cómo era Falcao con 15 años, se le veía un futuro tan prometedor?

Hablo de mi parcela, la física. Cuando llegó del Lanceros Boyacá se le veía que su estructura corporal y muscular era diferente a la de su edad, especial. Además mostró y forjó un carácter ganador porque sus inicios no fueron fáciles.

Explíquese, ¿por qué?

Le ficharon cuando el libro de pases (periodo de inscripción) estaba cerrado. Se pasó varios meses sin poder competir. Vivía sólo en la residencia, porque, si no recuerdo mal, su familia se quedó en Colombia. Aun así entrenaba más que el resto, por la mañana con el grupo y por la tarde con Daniel Serravite, un fisiólogo deportivo que trabajaba en River y que yo le recomendé.

¿En qué destacaba?

Diría que en su sistemática obsesión por mejorar. Era metódico en cada entrenamiento. Sentía pasión por el fútbol. Falcao desde chico era competitivo, mucho, y muy respetuoso con la que quería que fuera su profesión. Con 15 años tenía claro lo que quería y peleaba por conseguirlo y lo ha logrado. Y ello pese a sufrir una importante lesión de rodilla.

¿Esa lesión pudo truncar su carrera?

Fue compleja, la verdad. De ligamentos. Para muchos chicos habría sido casi el adiós. Pero él jamás bajó los brazos. Acudía a los médicos del club y de manera paralela a un centro del alto rendimiento en el que trataba para recuperarse.

¿Toda aquella preparación física en qué diferencia o se ve en su fútbol?

Bueno. Digamos que en espacios cortos es muy rápido, potente. Y como es inteligente y perfeccionista, mezcla bien virtudes físicas y tácticas, lee bien el juego. En el campo busca esconderse para aparecer de repente, desde un ángulo disimulado, y si te pilla así es difícil pararlo.

¿Le ha sorprendido su explosión, su evolución?

En términos físicos no, porque como decía anteriormente desde el día que llegó por primera vez a River su genética era diferente.

¿En qué considera que ha mejorado en Europa?

En mi parcela, en un análisis físico, creo que su recorrido es más solidario, que corre más para el equipo.