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LIGA BBVA | CELTA 2 - SEVILLA 0

El Celta, al ritmo de Iago Aspas

El canterano, incansable, impulsa a su equipo, que supera a un Sevilla incapaz de sobreponerse a sus numerosas bajas. De Lucas también marcó. Tercera victoria seguida en Balaídos.

Fernando López de Lorenzo
Actualizado a
Iago Aspas.
Iago Aspas.

El Celta juega al ritmo que quiere Iago Aspas. El conjunto vigués depende en exceso de cómo se levante su mejor futbolista y de la claridad mental que tenga el propio Aspas con el balón entre sus pies. El gallego suele tener buenas ideas a lo largo de los partidos y de eso vive su equipo. Palop le frenó con la yema de los dedos una vez en la primera mitad y después le sacó otra tras el descanso. No pudo así con el penalti del céltico, que castigó con fuerza unas absurdas manos de Maduro y fue suficiente para que el Celta se apuntase una importante victoria ante el Sevilla. De Lucas, con la persiana casi echada, sentenció a los de Michel, entregados en la búsqueda del gol.

Aunque bien sostenido por el innegable esfuerzo de su centro del campo y de la seguridad que ofrece jugar en el fuerte de Balaídos, el Celta sufre mucho, demasiado, sin los goles de Aspas porque no encuentra otra solución a esa terrible traba. Herrera rota entre el veterano Bermejo y el exótico Park buscando resolver el enigma, pero siempre acaba presionando la tecla de Aspas. El técnico debe hallar una respuesta a este mal que acosa a su equipo. Si no, la salvación de su equipo se antoja complicada.

No le falta ataque al Sevilla, en cambio. El problema que se encontraron los de Michel en Vigo fue que perdieron de golpe y sin anestesia a todo su centro del campo. Ni Rakitic, ni Trochowski ni Medel. Y las ideas de Michel no funcionaron. Todo lo malo llega junto. Con tres mediocentros sin cadencia (Campaña, Maduro y Kondogbia) buscó el Sevilla un dominio que nunca llegó a tener. Cuando gozaba de la pelota, el Celta abrasaba a contraataques a Botía y Spahic; cuando se sometía al control vigués, el desafortunado acierto de Campaña y Kondogbia a la hora de buscar a Babá y Negredo le impedían acertar con claridad la meta de Sergio, titular por la inoportuna lesión de Varas.

En 45 minutos, el Sevilla no tiró una sola vez entre los tres palos y al final del partido apenas contabilizó tres disparos sobre la portería de Sergio. Pobre registro para un equipo sólido que aspira a luchar con la nobleza de esta Liga. Mientras, el Celta vivía de los espacios que generaban el escaso entendimiento entre los medios hispalenses y de la vertiginosa rapidez a la que piensa y ejecuta Aspas. El ansia por pisar el área contraria se llevó todas las intenciones de ambas escuadras, agobiadas por la imprecisión y la falta de ocasiones. Sin embargo, el penalti al inicio de la segunda mitad aclaró el choque y descubrió las carencias del Sevilla.

Michel metió a Reyes buscando equilibrar a su equipo y darle una velocidad más a sus hordas. Los sevillistas se encontraron con el efecto opuesto. Perdieron el balón, el control del campo y la iniciativa. Todo ello llevó al gol de Aspas. El canterano céltico lanzó una falta desde la frontal, el balón golpeó en las manos de Maduro, argamasa para el muro que situó Palop como protección, y el árbitro no dudó en señalar el punto de penalti. Desde allí, Aspas fusiló a Palop y penalizó con dureza el infantil error de Maduro.

El Sevilla tocó el suelo con las manos, pero se rehizo. Manu del Moral sí consiguió estimular a su equipo y por fin Negredo apareció. Animal de área, el delantero madrileño remata todo lo que le llega. En un habilidoso escorzo, habitual pose de Negredo cuando golpea el balón, a punto estuvo de batir a Sergio. Minutos después, el meta le sacó otra pelota de la misma escuadra. Las ocasiones de Negredo abrieron el partido de nuevo. Lo embarullaron. El Celta se vio encerrado y el Sevilla, guiado por la lucidez de Negredo, apretó sin cesar. Pero, al igual que en la primera parte, el Celta demostró que a la contra está muy cómodo. Un centro de Augusto Fernández encontró a De Lucas, sustituto de Aspas, y fulminó a un Sevilla que se cruzó con la versión valiente del Celta, la que juega en Balaídos, la que comanda Iago Aspas.