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Liga BBVA | Sevilla 2 - Barcelona 3

El Barcelona levanta un KO

Mateu Lahoz mediatiza el curso del partido. El Barça remonta en el descuento un 2-0 en contra. De nuevo, el Barça durmió a 11 puntos del Madrid

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<b>ROJA INJUSTA. </b>Mateu Lahoz expulsa a Medel y con eso condicionó lo que ocurrió a partir de entonces en el partido del Pizjuán.
ROJA INJUSTA. Mateu Lahoz expulsa a Medel y con eso condicionó lo que ocurrió a partir de entonces en el partido del Pizjuán.

Sin la particular interpretación del reglamento que volvió a hacer Mateu Lahoz durante el encuentro (este colegiado dirige los partidos con otras normas respecto al resto de árbitros) no se explicaría el triunfo del Barça en Sevilla. Pero tampoco se explicaría sin el hambre y la fe que demostró el Barça, un equipo que parece haber abandonado el relato de la construcción, la triangulación y la paciencia para usurpar la épica que siempre ha sido más propia del Real Madrid. Ayer el Barça ganó firmando un partido indigno de su libro de estilo. Fue como ese veterano campeón de boxeo que tras irse a la lona dos veces levanta un KO cantado en el último asalto al soltar dos golpes demoledores.

Cierto es que en las jugadas más determinantes, el Barça contó con que el imprevisible criterio de Mateu Lahoz le sonriera. Medel fue expulsado de manera rigurosa a 20 minutos del final y en la jugada del segundo gol del Barça, a Thiago le da el balón en la mano después de que rebotara en la rodilla de un jugador sevillista. El árbitro estaba a un palmo, lo vio y optó por la involuntariedad. Cuestión de criterio. En la primera jugada se fió de su asistente. La acción de Medel es sancionable, pero Fàbregas le añadió el dramatismo necesario para que la amarilla se volviera roja. No busquen conspiraciones en esta actuación. Simplemente son los efectos a los que se exponen 22 deportistas cuando salen a jugar bajo las órdenes del árbitro favorito de José Mourinho.

En la cornisa. Dejando al árbitro a un lado, el Barça volvió a sacar petróleo en un partido en el que volvió a transitar por la cornisa y en el que durante muchos minutos estuvo a merced del plan urdido por Míchel. Sigue el Barça jugando a arreones y sin tener un discurso nítido que dure 90 minutos. Hay días en los que sale dormido, pero ayer no fue el caso. Ayer salió enchufado, un gol les desconectó y un segundo gol les volvió a meter en faena cuando todo ya parecía perdido.

Vilanova, que llegó a Sevilla con el recuerdo de que fue en el Pizjuán donde pasó sus peores minutos como segundo entrenador, tenía claro que su equipo debía salir muy atento. Lo logró y los primeros 20 minutos de partido fueron de claro dominio del Barça, que creó peligro mediante Pedro y Messi. Pero el primer disparo del partido fue de Rakitic, claro síntoma que de medio campo para atrás, el Barça era una congregación de madres. Song sudaba sangre con Negredo, Mascherano se comía todas las pelotas que iban a su espalda, Navas le daba muy mala vida a Alba y Alves estaba fuera del partido como demostró al dejar rematar a Trochowski el 1-0. Ese gol echó al Barça de un partido que pasó a jugarse bajo la ley del Sevilla.

Nada más empezar la segunda parte, otra escena de cine cómico de la zaga culé propició el 2-0 de Negredo. Ese gol metió de nuevo al Barça en el partido. Cesc acortó distancias y la expulsión de Medel dejó un partido loco del que, de nuevo Fàbregas, que se siente feliz en estos escenarios, empató. Ya en el descuento, Villa conectó el último uppercut del viejo campeón que había estado boqueando en la lona y que se fue a dormir a 11 puntos del Madrid.