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Liga Adelante | Racing

Los resultados relajan el ambiente en La Albericia

Ruymán ya está a punto de reintegrarse al grupo

<b>PLETÓRICO. </b>El míster gallego tuvo ayer un buen día.
nacho cubero

Muchos de los jugadores del equipo admiten, off the record, que no entienden como el equipo tiene tan poco el balón durante los partidos. La mayoría cree que tienen calidad más que suficiente para, en esta categoría, ir de cara a por los partidos. Sin embargo, el carácter de Fabri, al que no le tiembla el pulso a la hora de cargarse a cualquiera (ahí está el 'caso Mario' y sus consecuencias para demostrarlo), hace que el mensaje único que se pronuncia desde el vestuario ante los micrófonos sea el que ayer enarboló Rochela: "el equipo se está construyendo de atrás para adelante y...". Puro Fabri.

Dicho esto, lo justo es reconocer que a los futbolistas no hay nada que les haga creer más que unas buenas victorias. La racha de cinco partidos sin perder está obrando milagros en la autoestima de un grupo que parecía formado por muertos vivientes en las dos primeras semanas tras la salida de Unzué. El ambiente en La Albericia se ha relajado notablemente y observando los entrenamientos da la sensación de que, pese a sus reticencias, muchos futbolistas han empezado a creerse, de verdad, eso de que "el equipo se está construyendo de atrás para adelante y...". Así se ve tan feliz a Fabri.

Ayer, en doble sesión muy intensa, el equipo trabajó el físico (ese que preocupa tanto al supuesto presidente y que los datos parecen refrendar) en la primera mitad de la sesión matutina y dedicó a la táctica y sobre todo a la presión el resto del tiempo. Bouazza y Bocanegra, que llegaron muy justos, parecen ir mejorando.

Fabri se lo pasó bomba

El técnico del Racing es excesivo para todo. Para lo bueno y para lo malo. Ayer, sin ir más lejos, llegó a La Albericia encantado de haberse conocido y disfrutó e hizo disfrutar durante el entrenamiento. Dio un recital de bromas y de gestos a lo largo de la sesión matinal. Desde bailar una muñeira y acabar poniéndole unas banderillas (de buen rollo) a Jairo por haber sido regateado en uno de los ejercicios entre el regocijo general, incluido el propio jugador de Cabezón, a ponerse de cuatro patas y arengar a los suyos en un ejercicio de dos contra dos mientras él caminaba a gatas. Está claro que las victorias le han sentado de maravilla.